Una promesa con las ideas muy claras
Los nuestro | Lucía Medinilla, jugador del Waterpolo Dos Hermanas
A sus catorce años, Lucía Medinilla ya alterna el filial del Waterpolo Dos Hermanas con apariciones en el primer equipo
Es cuanto menos anómalo encontrar a una niña de catorce años en un primer equipo de waterpolo. Pero Lucía Medinilla (Granada, 2004) ya cuenta cinco convocatorias con el Dos Hermanas, el equipo en el que hasta el mes de septiembre militaba su ídolo. Fue el 9 de agosto de 2012 cuando su padre, Alfonso, se decidió a ver por televisión la final femenina de los Juegos de Londres y descubrió a Lorena Miranda.
Alfonso, al que destinaron a Sevilla por motivos laborales cuando Lucía tenía un año, tuvo en aquella final un ataque de curiosidad. "Me llamó la atención que esa chica –Miranda- era de Ceuta, como nosotros, y jugaba en Dos Hermanas, donde vivíamos nosotros. A raíz de ahí busqué información y encontré que aquí teníamos un equipo que jugaba por entonces en División de Honor", cuenta. Su hija no quedó ajena a esa impresión.
"Me apunté a waterpolo por ella", asegura Lucía, que en aquellos tiempos era benjamín de primer año. Se inició en las escuelas municipales, comenzó a competir siendo alevín y ahora, aún en edad de ser infantil, ya ha dado el brinco a la categoría absoluta. Aunque todavía lo alterna con apariciones en el filial del equipo nazareno.
Con las mayores suele jugar de 4 o de 5; cuando lo hace en el filial, lo hace en la posición de 2. "Menos de boya, más o menos juega de todo", apunta su padre. A caballo entre ambos equipos, su objetivo es pasar a formar parte de la selección española cadete, con la que ya ha estado en alguna concentración. La más reciente tuvo lugar a finales de diciembre en el Centro de Alto Rendimiento de la localidad barcelonesa de San Cugat.
Lucía considera que su mayor virtud como jugadora es la defensa. Su padre cree que se debe a su enorme disciplina. La llamada del primer equipo del Dos Hermanas fue por algo. "No me lo esperaba para nada y lo que sentí es mucha alegría", apunta. Aunque reconoce que se lo había trabajado. En la última temporada, en las filas del filial, consiguió ser subcampeona de Andalucía bajo la dirección de Xenia Sánchez. Eso sí, cuando se le pregunta por entrenadores que le hayan marcado, no puede evitar citar a Fran Sánchez. "Me gusta mucho, porque él me ha dado la oportunidad de jugar con el primer equipo. Y se nota que lo que dice, lo cumple, porque él me dijo: ‘si tú te partes la cara, vas a jugar’, y lo ha cumplido", argumenta Lucía, que este mismo fin de semana fue convocada para el encuentro que el Dos Hermanas disputó ante el Alcobendas madrileño.
Las nazarenas no pudieron lograr la victoria, pero el viaje significó una experiencia más en el camino de Lucía. A sus catorce años, el competir en ambientes de la Primera Nacional absoluta es valiosísimo. Todo empezó con esa final olímpica de Londres, con esos esfuerzos de Lorena Miranda que al final no sirvieron para derrotar a las estadounidenses, pero sí para ganarse una fan incondicional. Lo sabe bien Alfonso Medinilla. "Yo antes ni sabía que existía un equipo aquí en Dos Hermanos, pero ahora respiro waterpolo cada fin de semana". Y da la impresión de que será por mucho tiempo más, porque Lucía apunta al futuro con ambición.
Competitiva en el agua y ejemplar en los estudios
Los entrenos, los desplazamientos y los partidos que conlleva el waterpolo de competición podrían hacer torcer la trayectoria académica de Lucía Medinilla, pero ella, que cursa tercero de ESO, lo compatibiliza bien. “Es muy disciplinada en todo, tanto en el deporte como en la vida. Cuando no está estudiando, está entrenando”, asegura su padre, Alfonso. "Entrena once o doce horas a la semana, y a unas horas que no son muy compatibles con el sueño, porque acaba de entrenar a las once de la noche. Llegamos a casa cerca de las once y media, cena y demás… Y a las siete tiene que estar levantada para ir al instituto. Pero tenemos fortuna, porque ella no nos da ningún problema", explica en todo caso. Para él, es fundamental que Lucía sepa compatibilizar los compromisos estudiantiles con los del Waterpolo Dos Hermanas. Y ella no siente ninguna presión.
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