España - Francia: Mbappé, todo un reto hacia el sueño (21:00)
España se fía a su fútbol, su unión y su dinámica para intentar demoler la roca francesa y alcanzar la final
Confianza plena en Navas y Nacho para relevar a Carvajal y Le Normand
"Es un crack, pero estamos listos"
Las fotos de España antes de la semifinal contra Francia
La magnitud de un futbolista de la dimensión de Kylian Mbappé, aún sin brillar en una Eurocopa en la que estaba llamado a ser estrella, es el último reto de una España brillante para cumplir el sueño de volver a estar en una final del torneo doce años después y también de Jesús Navas, ante la baja de Dani Carvajal sancionado, en un gran desafío final como internacional a sus 38 años. Hay confianza plena, absoluta, en el seno de la selección española en el nivel del legendario jugador palaciego. Como también en Nacho como relevo del otro ausente, Le Normand.
El broche repleto de exigencia para el último representante de aquellos que lo ganaron todo, de la generación que rompió barreras y quitó complejos de los que ahora se beneficia una España que ha competido con grandeza. Brillante para volver a ser considerada favorita. Sacando provecho de llegar como tapada para alejarse de la presión. Con la virtud de presumir de nuevo estilo, el de los extremos puros con desborde, y la capacidad de adaptación a las circunstancias de cada partido.
Lo hizo ante Alemania para ampliar el catálogo de semejanzas con el regreso al éxito en 2008. Dos Eurocopas en el espejo por mucho que los nombres en nada se parezcan. Por lo que se ha generado en torno a la figura de Luis de la Fuente, como en aquel momento de Luis Aragonés. Por el regreso de un ambiente familiar. Por las ganas de alcanzar la gloria con descaro. Por derribar el muro del anfitrión ahora, como en aquellos cuartos se enterraron temores del pasado con los penaltis ante Italia. Por perder en el camino a uno de sus grandes referentes. Ahora Pedri, en el pasado Villa.
Obligado a retocar lo que funciona Luis de la Fuente, con la tranquilidad de encontrar la hazaña ante Alemania con goles desde el banquillo. La importancia de la segunda unidad. La ausencia de egos con todos preparados para sumar. El día que sacrificó a las dos revelaciones del torneo, Lamine Yamal y Nico Williams, por las faltas de ayudas cuando el orgullo del anfitrión alejó a España de su identidad. Serán claves ante Francia. La obsesión en las ayudas, en la precisión en el pase para evitar rápidas transiciones de sus extremos, en la generosidad en el esfuerzo.
Apareció Dani Olmo en el papel estelar que demandaba. Con el 10 a la espalda. El que asumirá sin Pedri ante Francia. Con Jesús Navas por Carvajal y Nacho por Le Normand porque De la Fuente nunca fue amigo de experimentos. “No pretendo inventar. Normalmente me gusta que cada jugador juegue en la posición en la que se desempeña con mayor facilidad”, adelantó el seleccionador descartando Nacho de lateral o el cambio e banda de Cucurella. El respeto a Mbappé es de la misma dimensión que la confianza en Jesús Navas.
Un duelo de altura que se decidirá por la contundencia en las áreas. Si Francia es poderosa en el aspecto defensivo, España presume de haber concedido solamente dos tantos y uno se lo marcó en propia puerta. Solamente Alemania, a la desesperada, logró marcar a Unai Simón cuando los cuartos despedían al anfitrión. El tanto inapelable de Wirtz tras una exhibición de poderío de Aymeric Laporte que vivirá un reencuentro especial con el país en el que nació.
Y en ataque con la misma necesidad de Álvaro Morata en España que Mbappé en Francia. El capitán marcó el tanto del primer paso a la ilusión, a Croacia, y desde entonces se apagó.
Ya cumplió España en el torneo. Igualadas las semifinales de Luis Enrique en la última edición. Con el deseo de dar el salto hacia una final que no será más exigente que el camino. Alemania y Francia. Las grandes favoritas. La ambición de un equipo liderado por Rodri con una reivindicación desde el banquillo en la figura de Luis de la Fuente para ganarse el respeto que tanto le ha costado por un pasado sin proyectos grandes a nivel de club. Hombre de la casa que hizo ganar en categorías inferiores a los mismos que ahora creen ciegamente en su mensaje y sólo piensan en citarse con la gloria.
Enfrente, Francia espera a Kylian Mbappé. Fracturada su nariz en la primera jornada ante Austria, con un solo gol de penalti en veinte remates en el torneo, por debajo de la enorme dimensión de su fútbol y su condición decisiva, la dependencia goleadora del conjunto galo de su figura más brillante es aún más evidente en la Eurocopa. Lo necesita. Absolutamente.
Y lo echa de menos. Incómodo con la máscara que protege su nariz, que condiciona su visión, no es ni tan goleador ni tan definitivo ni tan desbordante como esperaba en Alemania 2024. Sus ocasiones son esporádicas, sus apariciones son puntuales, sus goles son tan contados como los de todo su equipo, que admite ya “un problema en la definición”. Los números lo describen como el primer conjunto de la historia en alcanzar las semifinales de este torneo con tan solo tres goles a favor. Y dos han sido en propia puerta. Es la realidad de la subcampeona del último Mundial.
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