Un pistolero inesperado en el duelo

Los dos delanteros marcaron, pero sus tantos quedaron eclipsados por un protagonista inesperado como el bigoleador Coke Sturridge fue a menos y Gameiro se engrandeció

Pablo Salvago

19 de mayo 2016 - 05:02

El duelo entre dos delanteros de talla mundial estaba servida en Saint Jakob Park. Daniel Sturridge ante Kevin Gameiro. Los dos querían ser héroes. Ninguno villano. Pero el título se lo llevó un invitado sorpresa como Coke, un lateral derecho que en sólo un encuentro, el que vale, el decisivo, igualó los tantos que llevaba hasta la final el inglés en toda la competición.

El ariete del Liverpool sumó una diana más, la que abría el marcador, pero aun así se quedó lejos de los ocho goles, el último el que valía el empate y metía al Sevilla en la pugna por el título e iniciaba una gran segunda parte, 45 minutos en los que su homólogo del otro bando se diluyó mientras el galo se engrandeció con el paso de los minutos.

Sí brilló Sturridge en el primer tiempo. Apareció con peligro en el minuto 11, cuando en un centro de Clyne por la derecha remató en el segundo palo ante la mala salida de David Soria, pero su cabezazo lo sacó Carriço. La figura del británico volvió a surgir casi de la nada cuando aprovechó un pase interior de Lallana para verse de nuevo las caras mano a mano con el meta hispalense, pero esta vez el portero salvó magistralmente el mano a mano. Mientras, Gameiro corría más en la presión que con peligro, pero el francés es un hombre de área. De la nada se crea una ocasión, y un acrobático disparo aprovechando un pase de Coke tras un córner a punto estuvo de abrir la lata.

Pero sería Sturridge quien lo lograse. A la tercera fue la vencida con un soberbio remate con la pierna izquierda, con tres dedos de la zurda porque su disparo con el exterior del pie fue inapelable. Todavía apreció el británico en un par de acciones decisivas: la primera, en el minuto 39, cuando su intento por tocar el balón cabeceado por Lovren hizo que se anulara el gol del central, y dos minutos después cuando reclamó penalti por mano de Krychowiak en un pase interior que buscaba a Lallana.

El paso por los vestuarios sentó mejor al Sevilla y, por ende, a Gameiro, mucho más activo. Apenas habían transcurridos un puñado de segundos de la reanudación cuando el francés, reserva para Deschamps en la convocatoria de la selección gala para la Eurocopa, remachó casi en boca de gol el pase de la muerte de Mariano. No le hace falta mucho para ser letal. Un toque. El preciso, porque siempre está donde tiene que moverse un punta cuyo olfato de gol explotó con la marcha de Bacca.

Y acto seguido exhibió otras de sus virtudes. Con espacios su velocidad es igualmente letal, si bien en esta ocasión a Kolo Toure le alcanzó el físico para estorbarlo, ya que si no se hubiese plantado solo ante el meta rival. Sí lo tuvo frente a frente, cara a cara, sin nadie de por medio, a la hora de partido, cuando un saque de banda fue peinado por N'Zonzi, pero esta vez remató en semifallo y Mignolet pudo despejar. No tendría que lamentarse de su error el galo porque no tardó el héroe inesperado en desenfundar en el duelo de pistoleros para hacer el 1-2. Con espacios, Gameiro corrió y tuvo varias ocasiones más, mientras Sturridge se limitaba a intentar bajar algún balón largo desde su defensa. Dos tiros lejanos fue su aportación en la segunda parte. El héroe ya era otro.

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