Pilar Lamadrid: "El windsurf olímpico es como jugar al ajedrez encima de una máquina de remo, tienes que anticiparte"
Sevillanos en los Juegos
La windsurfista sevillana, ocho veces campeona nacional, habla de la que será su primera experiencia en una cita olímpica, de la presión emocional y de la clase iQFOil, que se estrenará en el escaparte de los cinco anillos el 28 de julio como ella en unos Juegos
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Sevilla/Pilar Lamadrid Trueba (12 de diciembre 1996, Sevilla) atiende a este periódico desde Marsella, ciudad que será sede de los eventos de vela en los próximos Juegos Olímpicos de París y de la que lleva “aclimatándose” en diferentes bloques de entrenamientos de dos semanas desde principios de junio para lograr un objetivo tan ambicioso y concreto como “llegar a la gran final e intentar pelear por una medalla”.
A la windsurfista del CN Puerto Sherry, Marsella le resulta un “sitio curioso”. La sureña y caótica ciudad francesa no es un lugar de viento estable. Ni mucho menos. De hecho pocas veces se cumple la previsión del parte meteorológico. “Es un sitio que te obliga a ir con la mente abierta, de alguna forma te empuja a no hacerte con una idea de un tipo de competición”, explica carialegre.
Su modalidad se presenta al mundo olímpico
Para París el windsurf sufrirá un cambio considerable. La sevillana debutará en unos Juegos al igual que el iQFOiL, algarabía de letras que no es más que una clase que sustituye al RS:X -modalidad olímpica anterior-, y que ha revolucionado los deportes acuáticos en este último ciclo olímpico dotándolo de un espectáculo mayor gracias a un tipo de alerón -foil- que permite sobrevolar el agua cuando alcanzas una cierta velocidad de planeo.
“Al principio parecía que iba a ser un cambio mucho mayor, que iba a ser algo muy diferente, pero la realidad es que en estos tres años de ciclo la clase ha cogido un nivel enorme”, explica Pilar, que formará parte de los trece regatistas que configuran el equipo olímpico español de vela y que será nuestra única representante nacional en esta modalidad en la que compiten 25 participantes, una por país clasificado.
El iQFOiL ha propiciado que el tipo de deportista olímpico en esta área cambie. “Antes en RS:X, tanto los chicos como las chicas estábamos por debajo de un peso normal. Ahora la importancia del peso es relevante”, cuenta. La renovación ha empujado a estos deportistas a darle mucha más importancia al entrenamiento de fuerza. “Nuestro plan nutricional está basado en el aumento calórico y tocamos mucho más entrenamientos de este tipo ya que cuanto más fuerza hagas abajo más te la devuelve hacia arriba”, dice la quinta del mundo mientras acompaña sus frases con un gesto genuino moviendo las manos.
Mangas y más mangas hasta la traca final
Para entender la competición en la que vibraremos con Pilar a partir del 28 de julio, primero hay que desgranar sus bases y principios. Antes de entrar en detalle, la sevillana quiere explicarlo de una manera más accesible al gran público, ese cuya primera toma de contacto con muchos deportes se da cada cuatro veranos. “El windsurf es como jugar al ajedrez encima de una máquina de remo. Tienes que estar continuamente pensando, a la vez que estás dando el máximo esfuerzo tienes que intentar anticiparte a cada jugada”.
Dentro de esa geometría y juego con el viento y las corrientes, el windsurf despierta libertad y adrenalina a partes iguales en sus practicantes. Aunque para Pilar, el factor que hay que tener más en cuenta, no sólo en Marsella sino en cualquier competición de vela es “la capacidad de adaptación”. Una persona puede ser especialista de un tipo de viento -poco, medio o mucho-, pero es muy difícil que alguien lo sea de manera completa. Es por este motivo por lo que se convierte en un deporte abierto con muchos giros de guion complicados de vaticinar.
Además el formato de competición provoca que todo sea posible hasta el final. Durante los cinco días de regata cada manga cuenta para el resultado final de la general. “La clasificación es un cómputo general de los tres formatos que hay: uno para poco viento que son competiciones muy cortas de unos 5-6 minutos, el formato tradicional y aparte tenemos una maratón, donde dependiendo del viento daremos una vuelta alrededor de Marsella, de una hora más o menos de duración”, detalla.
Sin embargo, como en los banquetes, lo más goloso viene al final, a la hora de decidir las medallas. “Han hecho un formato en el que del cuarto al décimo se clasifican a los cuartos de final, los dos primeros de ahí pasarían a semifinales con el segundo y tercero de la general, y después los dos primeros de ahí disputarían la final con el primero de la general. En definitiva, el primero de la general se asegura medalla al 100%, el color se decide en la final”, narra.
Pese a los tintes de aletoriedad que puede deparar esta categoría olímpica que arrancará con la salida de los botes desde el puerto de Roucas-Blanc, la hispalense reconoce que hay ciertos países que van a estar peleando por lo máximo. “Inglaterra, Israel, Italia, España por supuesto. También Países Bajos. Aunque según que condiciones, estará un país arriba u otro”.
Detrás de la memorable foto con los anillos hay mucho sacrificio
Para ese inicio su objetivo es “intentar estar centrada al cien por cien. Vivir la regata como si fuese una más, para intentar que sea lo más rutinario posible y poder rendir a mi máximo”.
Evidentemente hay mucho esfuerzo detrás de toda esta aventura, Pilar tuvo que sacrificar “todo lo que crea que al final le ayudará a estar aquí”. La Feria de Sevilla incluida, algo que especialmente le duele. “Sacrificas mucha vida social, momentos especiales que te fastidia no haber estado. Pero creo que el objetivo lo merece, al final cuando miras atrás te das cuenta de que has crecido por otro lado”.
Su sueño olímpico es un sueño heredado. “Todo me viene de mi padre, que es el machaca número uno, y que en su día estuvo ahí peleando por intentar estar en los Juegos de Seúl 1988”.
La parte mental: el entrenamiento silencioso
Ahora que está a punto de tachar la competición de los cinco anillos de su lista de sueños confiesa que está experimentando “una sensación un poco extraña, todavía no me lo creo ni lo vivo como un logro porque realmente todavía no ha llegado el momento, ni ha llegado mi objetivo”.
Pilar Lamadrid ha sido siempre una persona muy “perfeccionista”. Eso le ha jugado malas pasadas en alguna ocasión como ella misma reconoce. “Te pones una presión que no toca, ahora aplico el trabajo psicológico casi a diaro”.
Su mayor obstáculo sigue siendo, como ha expresado y visibilizado siempre abiertamente, la parte mental. “A día de hoy sigo trabajándola sinceramente. Tengo la suerte de contar desde que empecé en nuestra nueva clase con mi psicóloga María Martínez y la verdad es que estoy súper contenta porque después de tanto he entendido esa forma de trabajar la mente también”.
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