Así no pierde ni el juvenil en el anexo (2-1)

Champions: Manchester City-Sevilla · La crónica

El Sevilla cae de una manera cruel en su visita al City tras jugar uno de sus mejores partidos del curso. Los nervionenses hacen todo para igualar, incluso ganar, y tiran el botín en ¡una contra en el minuto 91 con 1-1!

Foto: Paul Wilkinson / CarterSports
Foto: Paul Wilkinson / CarterSports
Francisco José Ortega (Enviado Especial A Manchester)

22 de octubre 2015 - 05:02

Los hados se han ido para otro lado en este Sevilla. El equipo de Unai Emery echó a perder un estupendo partido en el Etihad Stadium, en la casa del líder de la Premier League, por un error infantil en el minuto 91. Un fallo clamoroso que, además, es complicado de explicar cuando el cuadro nervionense había llegado hasta la prolongación del encuentro con un botín que era magnífico en esa lucha por superar la primera fase de la Liga de Campeones en el bien llamado Grupo de la Muerte. 1-1 en el marcador y la sensación de que el City casi ha arrojado la toalla ya, Krohn-Dehli conduce un ataque por el centro y se empeña en una frivolidad absurda para buscar un pase imposible en lugar de la apertura hacia la subida de Tremoulinas. Esférico para los citizens y réplica local para que los visitantes caigan por una contra en el minuto 91. El mundo al revés, ni más ni menos.

Fue el epílogo cruel de una noche que parecía ideal para que el Sevilla del curso 2015-16 se reencontrara con sus sensaciones de equipo grande. Porque el conjunto de Emery fue capaz de mantenerle el pulso en lo más alto a ese Manchester City en el que cada futbolista está cotizado, de media, en más de 20 millones de euros, y no sólo eso sino que lo superó incluso durante muchísimas fases del juego. Pero el fútbol exige inteligencia y el gol de De Bruyne castigó precisamente eso, el absurdo de ir a un ataque que lo condujo a nada. Fue un error colectivo de principiantes, de un grupo de futbolistas que se dejó llevar por los efluvios en un escenario tan principal como el campo del líder de la liga inglesa. Y el balance, sin embargo, no puede ser más agrio por lo que pudo ser y no fue.

Esto es el fútbol, sí, ese maravilloso juego en el que la suerte tiene también un componente esencial. Pero no hay que atentar contra la diosa Fortuna y el Sevilla lo hizo en esa última jugada. Porque basta con que los profesionales cojan esos vídeos que tanto utilizan, lo corten y lo peguen por donde quieran hacerlo, para comprobar que después de la pérdida de Krohn-Dehli, la contra del City arranca con una clara superioridad numérica del cuadro celeste, sobre todo después de que Krychowiak se tirara al suelo en pos de cortar el balón y no lo consiguiera. A partir de ahí todo fue un desbarajuste defensivo y el final no pudo ser más lógico. Pelota para De Bruyne, pelotero a la altura de los más de 70 millones de euros abonados por él, recorte y balón dirigido al poste de la portería de Sergio Rico. Gol, 2-1 y eso constará para los restos en los registros de datos puros y duros.

¿Por qué fue una crueldad entonces? Fácil, el Sevilla planteó el juego con osadía, con la confianza que le otorga a Emery disponer de un puñado de futbolistas caros y, sobre todo, con la idea de equilibrar las cosas a través de una pareja en el centro integrada por Iborra y por Krychowiak. El valenciano retornaba a esa posición después de muchas comparecencias como delantero puro con la idea de estar muy pendiente de las coberturas a los laterales, algo que era imprescindible para poder atacar por los costados a través de Coke y Tremoulinas, quienes doblaban a Vitolo y Konoplyanka, respectivamente, para provocarle dolores de cabeza al City una y otra vez. Los dos defensas podían percutir con la seguridad de verse siempre protegidos por esas ayudas.

Y el Sevilla comenzó a sentirse a gusto, a tocar la pelota, a llegarle al City una y otra vez a pesar de que Jesús Navas, el mejor de los suyos en esa fase inicial, parecía empeñado en lo contrario. El primer aviso serio llegaría poco después del cuarto de hora. El atrevido Konoplyanka, en su mejor actuación como sevillista, osaba a lanzar una falta lateral de manera directa y el esférico se estrellaba en el poste de Hart, que después le hizo una gran parada a Krychowiak en el lanzamiento posterior. Los hombres vestidos de rojo habían presentado sus credenciales en el Etihad.

A partir de ese momento el dominio fue absoluto para los forasteros. Konoplyanka se exhibía una y otra vez por su banda, a donde le llegaba el balón después de una circulación bastante limpia por parte de los sevillistas. La pelota era transportada con toques rápidos y certeros y el City se veía absolutamente desbordado por el imaginativo juego de este Sevilla. Un par de avisos después, Konoplyanka se encargaba de llevar la justicia al marcador.

El Sevilla había sido capaz de colocarse por delante en un escenario tan prestigioso, pero el lógico arreón del City fue mal controlado por un equipo que tal vez pecara de sentirse demasiado protegido. Una acción individual de Toure Yaya acababa en un autogol de Rami. Primer momento en el que los hados miraban para otro lado en la noche de este miércoles, sobre todo porque Gameiro debió rubricar una segunda ventaja.

Pero el Sevilla no dio un paso atrás después del intermedio, pecó incluso de valiente y trató de jugar mucho más cerca de Hart que de Sergio Rico pese a los cambios tácticos de Pellegrini, quien se llevó a la banda a Sterling para meter como delantero puro a De Bruyne. Emery también respondió con movimientos, aunque los suyos no le salieron tan bien individualmente a pesar del control absoluto de la situación. Gameiro erró otra vez el segundo en un cabezazo alto cuando parecía con todo a favor. La moneda estaba en todo lo alto y entonces, cuando el cronómetro iba desbocado hacia el final, llegó esa manera tan cruel como innecesaria de caer. No se puede jugar un partidazo ante el City y echarle un borrón tan absurdo. Un gol a la contra en el minuto 91 con 1-1, a los juveniles no se lo hubieran hecho en el anexo al Etihad, seguro.

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