Tras la pesadilla, las consecuencias

El sevillismo despertó ayer como si hubiera pasado una noche entre pesadillas. La eliminación de la Liga Europa no entraba ni mucho menos en el guión allá por el mes de julio cuando el equipo iniciaba los primeros entrenamientos en Costa Ballena. El rival que cayó en suerte tras el sorteo, el Hannover 96, sí que hizo a muchos torcer el gesto, pero había confianza en el potencial del equipo.

Ahora la situación es bien distinta y en los despachos de la tercera planta del Sánchez-Pizjuán la pesadumbre ganaba ayer terreno a pasos agigantados a esa inquietud que permanecía latente desde el 2-1 de la ida en Alemania.

Después de ocho temporadas consecutivas en competición europea, desde la 2003-04, el Sevilla verá reducido considerablemente su presupuesto de ingresos -el de gastos ya está cerrado sólo a expensas de la inversión que pueda hacerse por Giovani-, lo que se une al duro golpe anímico sufrido al caer en una competición atractiva en la que había puestas muchas ilusiones. "Esto supondrá un socavón importante en la tesorería y en el presupuesto", decía Del Nido nada más acabar el partido. Los gestores estiman que las pérdidas económicas que la sociedad sufrirá como consecuencia de la eliminación a manos del Hannover se situará en una horquilla de 8 a 10 millones de euros (por baremos UEFA incluyendo los derechos de televisión), unas cuentas hechas en base a la idea de llegar al menos a cuartos de final. Estimación razonable.

No obstante, a esto habría que añadir aproximadamente otros dos millones en otros conceptos, fundamentalmente ingresos por publicidad, con especial detenimiento en la esponsorización de las camisetas, una negociación que el club aún no había cerrado pero que tenía avanzada con algunas empresas (entre ellas la famosa web americana de contactos), que lógicamente ahora presenta un escenario totalmente diferente. Igual que con el posible fichaje de Giovani, una incorporación a todas luces necesaria tras lo visto y que obligará ahora a Del Nido y a Monchi a afinar aún más en la imaginación para llevarla a cabo sin socavar más ese presupuesto de gastos que se considera ya cerrado.