"Una pequeña batalla" pero un gran paso al frente
Desde la épica de Maceda en la Eurocopa de Francia, España ha acumulado momentos para la historia en los que la suerte siempre le fue adversa.
La selección española dio el paso que le hacía falta para ser considerada a todos los niveles, “una pequeña batalla” en palabras de Luis pero con un significado que va mucho más allá de lo que se pueda imaginar. Cierto que queda recorrido todavía, pero el hecho de poder afrontar esa situación es algo nuevo para varias generaciones y largamente esperado para las que recuerdan la épica semifinal ante Dinamarca en la Eurocopa de Francia.
Maceda, en el último minuto, había dado a España el pase a semifinales (entonces sólo disputaban el torneo ocho selecciones y no había cuartos) ante la República Federal de Alemania, y marcó el tanto español en el duelo ante Dinamarca, neutralizando el tempranero gol de Lerby. Elkjaer falló su lanzamiento, el último de los daneses, y España, con pleno de aciertos en la tanda, se metió en la final ante Francia. La final fue otra cosa, pero ahí quedó y queda como referencia durante los años posteriores.
México 86 fue el primer gran fiasco. Sobrevivió a Brasil y goleó a Dinamarca en la noche loca de Querétaro pero sucumbió a los penaltis en Puebla. Fue ante Bélgica. Eloy falló el segundo tiro y los belgas anotaron todos.
La Eurocopa de 1988, en Alemania, pasó sin pena ni gloria para España, ahogada en un grupo con el anfitrión y con Italia. En el Mundial italiano, en 1990, tampoco dejó huella la selección. La Eurocopa 92 en Suecia pasó de largo al caer en la fase previa con Francia, pero el Mundial 94 cambió la perspectiva por completo.
España llegó a Estados Unidos con un grupo irregular. Empezó empatando con Corea y luego con Alemania, derrotando a Bolivia para enfrentarse a Suiza en octavos. Goleada (3-0) y una errática Italia en el camino. Cuartos de final. Foxboro Stadium de Boston. Dino Baggio y Roberto Baggio metieron a los transalpinos en semifinales el día que Tassotti le partió la nariz de un impune codazo a Luis Enrique. El árbitro, el húngaro Sandor Puhl, arbitró la final, que Italia perdió con Brasil en los penaltis.
Inglaterra 96 sonó a película ya vista. Empates tristones con Bulgaria y Francia y un triunfo salvador ante Rumanía, todo en Leeds. Esperaba Inglaterra en cuartos y España crecía, pero el 0-0 de Wembley dejó los fallos de Hierro y Nadal y el pase de los locales, que luego caería de igual modo en semifinales ante la campeona Alemania.
Francia 98 supuso el mayor fracaso contemporáneo de la selección española, y en la Eurocopa Bélgica y Holanda 2000 se vivió un momento inolvidable con el triunfo ante Yugoslavia con dos goles en el descuento. España pasó de eliminada a campeón de grupo, pero le esperó Francia en cuartos y Raúl falló un penalti en el último minuto que mandó a casa a la selección de Camacho.
El Mundial de Corea, en 2002, también sonó a película vista otras veces. Un grupo asumible, con Paraguay, Sudáfrica y Eslovenia. Tres triunfos y Eire en octavos. Los irlandeses fallaron tres tiros ante Casillas y España sobrevivió. Luego llegó Corea, experto en esas lides, y tras un nuevo 0-0 se metió en semifinales con el error de Joaquín.
Portugal 2004 fue un punto y aparte, cayendo en primera ronda, y el Mundial de Alemania 2006 un punto de inflexión. Ya con Aragonés, derrota ante Francia en octavos y un largo proceso de reconstrucción, con la salida de Raúl del equipo como momento más crítico, para llegar hasta aquí, hasta Viena, hasta la clasificación para semifinales ante Italia.
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