Ni de penalti siquiera (1-1)

Sevilla-Levante · La crónica

El Sevilla desperdicia la oportunidad de derrotar al Levante al estrellar Negredo un máximo castigo en Munúa en el 87'. Una vez más, los blancos no sostuvieron un ritmo intenso.

Ni de penalti siquiera (1-1)
Francisco José Ortega / Sevilla

21 de abril 2012 - 22:57

El Sevilla dio un nuevo paso atrás, tal vez el definitivo, en sus aspiraciones por repetir en las competiciones europeas otro año más. Y los sevillistas, probablemente, no estarán en ese escaparate continental por la sencilla razón de que no han acopiado los méritos suficientes para ello, porque ni siquiera son capaces de aprovechar un penalti en el minuto 87 para imponerse al voluntarioso Levante. Alguien podrá objetar que también Javi Varas le detuvo en su día un máximo lanzamiento a Messi más o menos en el mismo momento del partido, pero qué más da, el Sevilla debería haberse aprovechado de ese regalo que parecía que le había caído desde el cielo, pero el lanzamiento de Negredo propició el lucimiento de Munúa para que los sevillistas llegaran a la conclusión de que hay años en los que lo mejor tal vez sea pasar la página con toda la rapidez posible. Eso sí, con una acerba autocrítica interna y externa, por supuesto que sí.

El Sevilla, por tanto, está cerca de despedirse de cualquier sueño de grandeza. Ha tenido a tiro de piedra la posibilidad de engancharse a la lucha por pelear hasta el final los dos puestos de la Liga de Campeones, pero está claro que su nivel actual no le da para ello, que las proféticas palabras de Marcelino, sí Marcelino García Toral, sobre la consistencia de la plantilla eran acertadas. El grupo de futbolistas que maneja actualmente Míchel es incapaz de saltar un listón exigente por la sencilla razón de que tal vez esté incapacitado para tener la seguridad necesaria.

Sus futbolistas ni siquiera son capaces de aprovechar un inesperado regalo, ya sea por parte de Reyes, de Javi Venta o de Velasco Carballo, cualquiera de los tres. Un penalti en el minuto 86 de partido en un partido tan trascendente es una oportunidad que no se le podía ir al limbo a los blanquirrojos, pero hasta en eso erraron. Y no sólo tiene que ver con la suerte el desenlace, que nadie se lleve a engaño al respecto, también conviene valorar el cansancio que acumulaba Negredo en el momento del lanzamiento desde los once metros. Su rostro lo delataba, estaba casi al borde del colapso físico y cuando la sangre no llega con fluidez al cerebro es más fácil que se cometan errores. Un penalti se puede marcar hasta lesionado, pero es más fácil desperdiciarlo cuando las condiciones físicas no son las más adecuadas.

Pero Negredo tuvo la valentía, o la insensatez, según se valore desde un lado o desde otro, de echarse la responsabilidad encima y falló para hundir un poco más en la miseria a un equipo que reventó en el esfuerzo y que vio cómo se le alejaba el objetivo de una manera casi definitiva a falta de cuatro jornadas para el final del curso liguero.

Porque el Sevilla reventó en el partido de ayer. Los hombres de Míchel corrieron lo indecible desde el arranque del juego. Sabedores del tipo de fútbol con el que le gusta manejarse al Levante, le metieron una intensidad alta al partido desde el primer minuto. La pelota circuló con velocidad, los movimientos arriba fueron continuos y las oportunidades comenzaron a llegar desde que Manu del Moral cayera ante Munúa en el arranque de todo. Los anfitriones, con un equipo similar al del desastre de Getafe, salvo la entrada de Cala por Coke, apretaban todo lo que podían y el resultado fue un tempranero gol de Negredo en una buena jugada colectiva que acabó con brillantez el delantero centro.

El Sevilla mostraba una imagen agradable en esos momentos, jugaba un fútbol intenso y rápido, llegaba en la presión y le planteaba el pulso a un Levante que sabe manejarse de manera perfecta con las tres o cuatro virtudes que tienen sus hombres. Pero ahí se llegó a gustar en exceso el equipo de Míchel, que tuvo varias opciones en las contras y que no fue capaz de aprovecharlas por unas causas u otras. Sobre todo una de Negredo en la que intentó una vaselina cuando lo más fácil era dar un par de pasos adelante y jugársela en un cara a cara con Munúa.

Fue todo lo contrario al método del Levante, consistente en sacar provecho de lo primero que tuvo. Un simple error de Escudé al salir a buscar a un extremo a la banda le bastó a los visitantes para hallar una superioridad por el medio y que Kone se encargara del resto. Empate y llega otra vez la imagen de un Sevilla golpeado, como en Getafe, aunque esta vez sí mantuviera la tensión para evitar un mayor sufrimiento. Y hasta pudo el propio Kone poner por delante a los suyos antes del intermedio.

El Sevilla, otra vez, volvió a salir intenso tras el descanso, pero las fuerzas comenzaron a faltarle y el partido se convirtió en un cara o cruz. Cierto que pudo marcar Manu del Moral en la jugada que saca Cabral de la línea, pero es igual de real que Javi Varas le hizo un paradón increíble a Kone. Las oportunidades se repartían, pero ya era evidente que el Sevilla no podía mandar porque le faltaba el aire para ello. Como le faltó a Negredo en ese penalti para evidenciar que este equipo no sostiene el nivel necesario para repetir en Europa. Se acerca el momento de la autocrítica y las responsabilidades.

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