Con la pelota más asegurada y el stop a Kvaratskhelia, goleada por inercia

España-Georgia | Informe técnico

En cuanto España erró menos pases y ajustó las salidas fulgurantes de los dos puntas georgianos, la insistencia en los ataques fue ya plena y sólo era cuestión de tiempo sentenciar

Así jugaron los futbolistas de España

Lamine Yamal y Nico Williams, tras el partido dirigiéndose a la zona de la afición española.
Lamine Yamal y Nico Williams, tras el partido dirigiéndose a la zona de la afición española. / Alberto Estévez (Efe)

01 de julio 2024 - 06:10

Era cuestión de ajustar las salidas de los puntas georgianos, con ello evitar problemas atrás, también dar el paso adelante e insistir, dar continuidad al plan ofensivo. En cuanto lo ajustó España con ese excelso mediocentro llamado Rodri al mando, la calidad ofensiva de los de rojo, sobre todo con Lamine y Nico por fuera, hizo que la goleada cayera por pura inercia. Hasta el duro corazón de la selección georgiana se derritió.  

Defensa  

Mikautadze y Kvaratskhelia lo tenían clarísimo y en cuanto algún español amagaba con perder la pelota con un mal control o un pase arriesgado, allá que arrancaban la moto, con vocación a abrirse a la banda en los desmarques para luego buscar el área de Unai Simón. España llegó al primer cuarto de hora con una posesión en torno al 85%, pero eso no inquietaba nada a los georgianos. Entraba en sus planes. Una contra se arma en ocho o diez segundos y bajo esa posesión tan acusada de la selección española, tanto Rodri como Laporte y Le Normand ganaban cada vez más metros ante un equipo cerradísimo, a veces demasiado por los riesgos que corrían los de rojo para hacer un posible repliegue. 

El gol de los georgianos fue una concatenación de errores. Falló el árbitro francés Letexier al pitar falta de Lamine, cuando se la hicieron a él, luego Pedri cometió una de sus numerosas pérdidas y para acabar, Le Normand no supo cómo afrontar el despeje de un balón lateral que le botó delante y se le fue a la zona abdominal. Un autogol que reforzó el plan de la animosa selección que adiestra Willy Sagnol.  

Ataque  

El partido arrancó por los derroteros que deseaba Luis de la Fuente, con Carvajal y Lamine percutiendo en sintonía por la derecha y lo mismo Cucurella con Nico a la siniestra. Entre Mamardashvili bajo el larguero y la defensa por acumulación de sus compañeros, que bloqueaban una y otra vez los tiros, España no lograba asestar el primer golpe. 

Y ocurrió que los acompañantes de Rodri en la zona de gestación, Fabián y Pedri, empezaron a fallar demasiados pases y controles, lo que enfrió la capacidad de España de someter al rival. Se perdió un tanto el protagonismo de las bandas, que es el gran factor diferencial de esta selección, y el encuentro entró en una fase de indefinición e ida y vuelta que no le convenía nada a los de rojo.

Negarle la salida a los puntas rivales hizo que el cálculo de probabilidades jugara y mucho: casi 40 remates debían desgranar goles, por mucho que Mamardashvili vistiera con capa.

La entrada de Dani Olmo también le dio al engarce del juego lo que el Pedri de ahora no termina de darle por su tibio ritmo de piernas.   

Virtudes  

La selección española actual es un equipazo que juega con una convicción apabullante en su plan, que sabe apretar arriba y que interpreta sin desafinar la partitura del fútbol moderno, rápido y vertical. 

Talón de Aquiles  

Esas pérdidas de balón iniciales.

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