Un paso más y sin forzar (2-0)

Sevilla-rayo

La bajada de tensión y el atrevimiento del Rayo abrieron una tarde en la que el Sevilla debió golear pero no terminó de sacar al rival del partido. El equipo duerme en puesto de 'Champions'.

Foto: Antonio Pizarro
Foto: Antonio Pizarro
J. Ollero

26 de abril 2015 - 20:50

Suelen ser peligrosas las resacas europeas por la acumulación de esfuerzos, las emociones y los objetivos a la vista. El Sevilla ganó al Rayo cuando debió golear puesto que a la gran variedad del plantel local se sumó una la habitualmente atrevida propuesta del Rayo de Paco Jémez. Una ocasión tras otra, el equipo de Emery bajó la tensión de forma alarmante en la segunda parte, sin sacar nunca del partido al Rayo, y se pudo llevar un susto cuando la goleada estaba en la cabeza de todo el Sánchez-Pizjuán.

Hasta siete nivedades, portero incluido, respecto al equipo inicial en San Petersburgo y sin que se notara demasiado habla bien a las claras del nivel y el equilibrio de esta plantilla, que jugó siempre por abajo y con gran rapidez para que la encomiable propuesta del Rayo quedara hecha añicos.

Y eso que fue rayista la primera ocasión, un zurdado de Kakuta con buena intervención de Sergio Rico, pero ya el Sevilla fue el único con opciones hasta la pausa y apenas tardó un cuarto de hora en ponerse por delante, con una fantástica combinación entre Diogo y Banega que el luso convirtió en pase de gol a Iborra. Gameiro tuvo dos muy claras ante Toño antes de que Carriço convirtiera un centro desde la cal de Denis Suárez. Toda la primera parte había sido del Sevilla.

El tema cambió entre la lógica y el riesgo. El Rayo no es el Bayern pero su forma de jugar le hace parecer más de lo que es. Tocando y llegando, tuvo ocasiones suficientes para fruncir el ceño del respetable. Incluso, se le anuló un gol de Krychowiak en propia puerta por un fuera de juego en el que, siendo correcto, el delantero visitante no toca el balón.

El Rayo se volcó y el Sevilla se echó atrás para salir a la contra y pensar en lo que le queda por delante: tres semanas de miércoles-domingo para pelear por el doble objetivo. Gamairo y Deulofeu se empeñaron en mantener el 2-0 y en convertir el partido de Toño en un partidazo, salvando un mano a mano tras otro. Un error en una contra de Pozuelo y una gran mano de Sergio Rico evitaron que el final fuera más movidito, que ya viene lo bastante movidito el tramo final de temporada. Tres puntos más, duerme el Sevilla por encima del Valencia, cuarto y en zona Champions, y a esperar el error che. Todo abierto. Todo posible.

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