Un partido sólo para valientes
atlético de madrid-sevilla
El Sevilla busca asaltar la cueva del ogro, algo que se le ha resistido esta temporada hasta al Barcelona
Si el fútbol atrae a las masas, ya sea a los estadios o ante el televisor, es por citas como la de hoy. El Sevilla, de antemano, está derrotado por la lógica de la estadística. Nadie ha ganado en el Vicente Calderón este curso y apenas el Barcelona ha sido el único que al menos ha logrado arañar un punto. Ni siquiera en Champions ha cedido un ápice este fortísimo Atlético que ha modelado a su forma y manera el racial Diego Pablo Simeone. Pero el fútbol también se constituyó en el deporte rey porque muchas veces se saltó las directrices de la lógica e hizo estallar los pronósticos. Claro que para que hoy se dé un día de esos, de los que hacen millonarias las quinielas, se tienen que alinear varios factores determinantes y el primero es creer que se puede y afrontar la confrontación con valentía.
El de esta noche es un partido para valientes, pero no se olvide que no hay nada más peligroso que confundir valentía con temeridad. El Sevilla de Unai Emery, en claro crecimiento pese al agridulce empate de Elche, debe ser valiente a la hora de defender, a la hora de aguantar las embestidas de un rival corajudo como ninguno que acude a cada envite como si le fuera la vida en ello. Y debe ser valiente a la hora de aguantar el pulso emocional de un arbitraje generalmente condescendiente con el juego al límite de los guerreros mirmidones de Simeone. Debe ser valiente para morderse la lengua, apretar los puños e ir con todo en cada choque, pero sabiendo medir muy bien la fuerza. Y también debe ser valiente para salir al ataque con frescura y nervio, porque también hay que ser valiente para, en un partido de tan alta tensión como el que siempre propone este Atlético, meter la pelota entre los tres palos en la primera ocasión que se tenga. Y debe sacar valentía también para buscar una segunda ocasión si falla la primera. Ahí tampoco debe temblarle el pulso al Sevilla si quiere hacer lo que se ha propuesto.
Por quimérico que parezca su propósito, el Sevilla acude al Vicente Calderón con la idea entre ceja y ceja de que algún día tiene que ser derrotado por alguien este Atlético intratable que tutea al Barcelona en la cúspide de la Liga y que no desfallece en el ya largo pulso por el título. Y cree que ese día puede ser hoy. ¿Por qué no?
No es una final, aunque Diego Costa, epígono destacado del ideario de Simeone, haya puesto un ejemplo que ilustra a la perfección sobre el éxito de este Atlético: "Jugamos todos los partidos como si fuesen una final". Ésa es una de las claves del paso marcial que trae el Atlético con su particular filosofía del fútbol. Y al no ser una final, el Sevilla tiene mucho que ganar y poco que perder en la cita de esta noche junto al madrileño Paseo de los Melancólicos. Pero si no quiere perder antes de que Hernández Hernández decrete el partido debe dejar fuera cualquier atisbo de frialdad o melancolía y mirar a los ojos a un contrincante que no rehúye la mirada nunca.
El Atlético no juega, compite, y eso mismo es lo que debe hacer el Sevilla de Emery, que, hay que reconocerlo, también ha aprendido a afrontar los partidos como algo más que un simple juego. Siete partidos sin perder atestiguan esa positiva evolución de los hombres de Emery. El técnico vasco dispondrá un once de gala pese a la baja de M'Bia, que deshace el seguro eje Fazio-Carriço y abre la incógnita del estado de Pareja en su obligada vuelta a la defensa. Pocas dudas restan, salvo si querrá introducir energía fresca y velocidad con Alberto Moreno en lugar de Fernando Navarro y Jairo en el sitio de un Reyes cuyo punto de emotividad puede ser positivo o negativo, no se sabe.
Pese a que el equipo estuvo algo plano en Elche, la apuesta por la continuidad del doble pivote defensivo en la medular es segura. No es hoy día para experimentos. Tampoco parece que sea oportuno quitar al máximo goleador, tras su mala noche en Elche, para introducir a Gameiro. ¿O sí lo es? Puede ser esta otra de las incógnitas de un partido que tiene muchísimo de batalla táctica y estratégica. Lo que no debe dejar lugar a dudas es que el Sevilla salga con valentía y a competir, más que a jugar al fútbol. Luego, el azar, el árbitro o el propio fútbol dictarán sentencia.
No hay comentarios