El partido, y el Rakitic, que el Sevilla pedía

Los de Míchel, golpeados otra vez por errores atrás, recobran la confianza gracias a la fe del grupo y al fútbol del suizo-croata

Jesús Alba / Sevilla

23 de octubre 2012 - 05:02

El Sevilla tuvo el partido que necesitaba -quizá con el rival perfecto pese a que se adelantara dos veces- con la intensidad y el fútbol que de verdad debía llevarlo a olvidar malas noches pasadas, como la de Vigo o el final de aquel encuentro fatídico ante el Barcelona arruinado a raíz de la expulsión de Medel y otras decisiones de Mateu Lahoz.

Guiado por un genial Rakitic y un certero Negredo, a los que se sumaría Cicinho en la segunda mitad, a Míchel le volvió la sonrisa al rostro, aunque primero tocara sufrir desde el palco por culpa de dos regalos que el Mallorca se encontró. Además, a diferencia de la noche de Balaídos, el madrileño acertó. Acertó en el planteamiento inicial y en los movimientos que hubo que hacer durante el desarrollo de un partido en el que el rival, más allá de encontrarse dos goles en dos pelotazos, literalmente se entregó solito acumulando delanteros y dejando el centro del campo libre para los blancos.

DEFENSA

El Mallorca exigió muy poco, nada podría decirse, pero la zaga del Sevilla tuvo dos caras. En la primera mitad, dos balonazos largos no fueron bien gestionados. En uno Palop no midió bien ni se entendió con Cicinho, y en otro, Giovani estuvo mucho más vivo que Fazio, el sustituto de Botía. Spahic, por momentos, también dio alguna muestra de inseguridad.

La segunda parte fue otra cosa. Mientras más delanteros metía Caparrós, menos noticias del Mallorca había en ataque. Ni un solo susto. Y todo pese a que Maduro, quien más notó el parón, no andaba del todo fino.

ATAQUE

Rakitic cogió la batuta desde el inicio. Más dinámico que Campaña, volcó el juego a la banda de Manu y metió miedo al contrario, surgiendo encima un gran Negredo. Tras la marcha del canterano, el croata cayó más a la derecha y fue entonces cuando empezaron a funcionar de verdad Jesús Navas y, sobre todo, Cicinho, autor de un gran pase en el 2-2 y firmando la remontada haciendo la vigilancia en un córner. Los cambios dieron profundidad (Perotti) y posesión (Hervás).

VIRTUDES

El orgullo y la fe. No hacía falta nada más ante un rival tan tosco y con una propuesta rudimentaria. Había que sobreponerse moralmente a los dos errores de la primera parte y el Sevilla lo hizo. Bien Míchel en la gestión global del partido.

TALÓN DE AQUILES

Con Fazio volvían las dudas en la defensa. Luego se rehízo, pero genera un ambiente...

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