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Mirandés-sevilla · el apunte
Hacerse fuerte abajo fue la primera premisa que el mejor Sevilla de la historia en Liga, por puntuación, adoptó la temporada pasada. Con Pareja y Carriço, sobre todo desde la lesión de Beto, el equipo encajaba muy pocos goles y rentabilizaba al máximo el acierto arriba en pies de Bacca. El año anterior ocurrió lo mismo cimentado en la pareja de centrales Pareja-Fazio, uno de los artífices de la gran segunda vuelta del equipo sevillista, que acabó rozando la Champions y campeón de la Liga Europa. Ahora, coincidiendo de nuevo con la segunda vuelta, el regreso de Carriço y la sorpresa de Cristóforo en el medio campo han dado a los de Emery un empaque en la retaguardia que hace vislumbrar que este Sevilla, mucho más seguro, arrancará por fin fuera de casa, donde, hasta el sábado, siempre encajaba en la primera mitad y se complicaba el partido. Un peligro al que Emery no ha querido exponerse en Anduva con una semifinal en juego, por muy de Segunda que sea el Mirandés que tenía delante, el mismo que había dejado fuera ya a dos primeras.
El técnico del Sevilla rotó a cincos jugadores. Repitieron los dos centrales titulares (Rami y Carriço), Coke, Vitolo (sancionado, no jugará contra el Levante), N'Zonzi y Escudero. Sabedor de que las opciones del conjunto de Terrazas pasaban por salir en tromba en busca de un gol, no arriesgó y colocó a la pareja de zagueros con David Soria de nuevo bajo la meta. Seriedad. Sólo dio descanso Emery a un Carriço amonestado con 0-2, en los últimos diez minutos de partido. Antes, nada de riesgos y de paso más rodaje para el luso, inédito prácticamente toda la primera vuelta desde que se lesionara en un disparo tan lejano como innecesario en el segundo partido liguero frente al Atlético en el Sánchez-Pizjuán, ante el que curiosamente ha consagrado su vuelta. El tanto de Iborra a los diez minutos de juego facilitó aún más el escaso trabajo atrás. Apenas algunos balones aéreos bien resueltos con la misma eficacia que en el Calderón y mano izquierda cuando el partido se puso bronco por la impotencia local. Sólo un cabezazo de Néstor al palo en el tramo final de partido, ya con Carriço en el banquillo, inquietó la meta visitante.
La entrada del portugués en el equipo resta rapidez atrás, pero aporta colocación, táctica, salida de balón, personalidad y experiencia para complementar a Rami, que está firmando una gran temporada en su primer año en Nervión. El francés también pareció congeniar con Andreolli en el encuentro que el Sevilla le ganó al Real Madrid, pero el italiano se lesionó en el siguiente encuentro ante la Real sociedad para devolverle a Kolo como pareja. Con él ha formado un tándem que ha funcionado como local, pero que a domicilio hacía demasiado inocente y vulnerable al equipo. Si a esa base se le suma la pareja Krychowiak-Cristóro por delante, el Sevilla se torna en un equipo competitivo en un tramo crucial de la temporada. Un conjunto que tampoco acusa las entradas y las salidas de jugadores suplentes y con múltiples opciones de juego. Las lesiones se lo han puesto difícil pero el Sevilla pinta por fin como aspirante para lo que fue concebido este verano. Sin despeinarse en las semifinales de la Copa del Rey, con la fortuna de cara en los sorteos y con toda una vuelta por delante para enmendar la plana y dar caza a un Villarreal que suele bajar su rendimiento en las segundas vueltas. Y aparte la Liga Europa...
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