Una oportuna resurrección
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El Elche ha crecido desde su triunfo en San Mamés con un once definido por el sacrificio colectivo, un gran portero y el peligro latente de Jonathas
Llega en un buen momento el Elche al Sánchez-Pizjuán. Después de ser uno de los protagonistas de la enconadísima lucha por evitar la quema del descenso y de anclarse incluso en la posición de colista, el equipo de Fran Escribá ha sacado el cuello en las últimas jornadas, en las que sólo el Madrid fue capaz de ganarle. A domicilio, de hecho, no pierde el conjunto franjiverde desde el pasado 31 de enero, cuando cayó por la mínima en Los Cármenes. En San Mamés, adonde llegó como colista hundido, empezó una resurrección que prosiguió luego en Éibar. El empate en Vigo y el último triunfo sobre el Almería han supuesto un importantísimo balón de oxígeno para otro de esos equipos que sobrevive con una plantilla corta, cedidos y pocos refuerzos a coste cero.
La figura del entrenador cobra especial importancia en el Elche. Fran Escribá ha sabido dotarlo de una estructura que mantiene pese al lógico baile de nombres en un club con los recursos justitos. La defensa es la línea con menos rotación; de medio campo hacia delante la permuta de futbolistas es constante en sus alineaciones, excepción hecha de su principal figura, el delantero y máximo goleador del equipo, Jonathas. Los tantos del brasileño, 9 en Liga, y las paradas de su meta Tyton mantienen la competitividad de un Elche que busca subsistir.
SIN BALÓN
El sacrificio colectivo es la principal baza de un equipo que, sobre el papel, juega con pocos elementos para la resta. Por ejemplo, los laterales, Damián en la derecha y Albacar o Domingo Cisma en la izquierda, tienen bastante vocación ofensiva. Y, además, está apostando Escribá por Adrián junto a Pasalic, dos medios centro de perfil poco defensivo, aunque en Nervión volverá Mosquera por la sanción del primero y para darle más empaque al centro del campo. Ese déficit de piezas que aporten músculo y cultura defensiva lo palía el técnico valenciano convenciendo a todos los hombres de los tres cuartos de su obligación de coordinarse en la presión y, sobre todo, de realizar un rápido repliegue cuando pierden la pelota, aunque el equipo se mete demasiado atrás cuando se ve agobiado y sufre.
La pareja de centrales es casi fija: Enzo Roco y Lombán, con más físico en el primero y más oficio y técnica en el segundo, que además aporta muchos goles gracias a su buena coordinación para el salto. Con eso debe ir tirando un equipo que encaja pocos goles y que cuenta con la baza del meta polaco Tyton, capaz de amargar el día a cualquiera.
CON BALÓN
Con dos laterales de recorrido, Damián y Albacar o Cisma, y un centro del campo de corte ofensivo, en el que Adrián y Pasalic son escoltados en la mediapunta por Víctor Rodríguez, Fayçal Fajr, Rodrigues o Aarón, el contragolpe es la mejor arma del Elche. En ataques estáticos, el equipo de Escribá pivota mucho su juego alrededor de Jonathas, un delantero de enjundia, con poderío físico, calidad y capacidad de retener el balón y de rematar desde cualquier posición.
La estrategia es otra de las bazas del equipo ilicitano. El central Lombán remata muchísimo en el área contraria (4 goles).
LO MEJOR
Llega lanzado y algo aliviado.
LO PEOR
Escasa rotación defensiva.
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