Los números de Nachbar, el extraterrestre

No a todos convenció el fichaje de Bostjan Nachbar cuando el club lo anunció a mediados de agosto. Después de haber recorrido las competiciones de media Europa, la NBA y, al fin, la ACB, a más de uno le pareció que el ala-pívot esloveno vendría poco más que a darse un chapuzón a Sevilla, la capital del sur de España. Las últimas actuaciones del ex del Barcelona con el equipo sevillano han venido sin embargo a anunciar lo contrario. El esloveno está aquí para batirse el cobre. Si no, que se pregunten a Joan Plaza, a cuyo equipo, el Unicaja, anotó la friolera de 30 puntos.

Nunca antes, en las dos campañas y pico que militó como jugador barcelonista en la Liga Endesa, había anotado el esloveno la marca de 30 puntos. La mejoría de su rendimiento apenas necesitó para adaptarse tres jornadas. En las tres últimas, el ala-pívot promedia 24,7 puntos, lo que no es algo al alcance de cualquiera. Sus impresionantes números, con todo, no deben nublar un dato quizá más relevante. Los promedios marcados en el derbi regional son de auténtico NBA, una etapa, la de jugador en la liga profesional estadounidense, que dejó atrás hace más de un lustro. Tal es el estado de forma de Nachbar que se ha aupado al cuarto puesto del escalafón de anotadores.

No cabe duda de que la victoria hoy del Baloncesto Sevilla va a depender muy mucho de cómo rinda su cuatro titular, de si mantiene las cifras firmadas en anteriores compromisos. No será fácil que el esloveno conserve el nivel de acierto, tampoco que el ataque deba depender exclusivamente de su responsabilidad, pues ahí están Bamforth y Berni para acompañar en los momentos decisivos al esloveno. El ataque hispalense dependerá principalmente de estos tres jugadores, a quienes les está encomendada pedir la pelota cuando ésta comience a quemar en las manos de los compañeros.

Aficionado a las ciencias, en concreto a las relacionadas con los cuerpos celestes, Nachbar ha alcanzado en apenas seis comparecencias ligueras unos números meteóricos. Los calificativos de astro, estrella o sol se quedarían cortos ante la actuación que culminó frente al Unicaja. Más bien sería el de agujero negro el que podría servirle a este jugador que, pese a lo que podría haberse pensado a sus 36 años, no parece conocer techo. O cielo. Frente al equipo malagueño, cada balón que pasaba por su alrededor era convertido en cesta por unas causas que se alejan de los parámetros conocidos por la mecánica clásica o incluso por los parámetros relativistas. Canasta tras canasta. Una tras otra. Lo suyo fue un recital de otra galaxia. O, si no, a ver cómo podrían definirse los siete de ocho en tiros de dos y los cinco de siete en triples, números que redimen, eso sí, su limitado peso en defensa.