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Nadal se atrapa y España depende de Alcaraz para retrasar el adiós del mito

El balear acusó su falta de competición y cayó con claridad ante un inspirado Botic van de Zandschulp por un doble 6-4

Las fotos de la derrota de Rafa Nadal ante Van de Zandschulp

Nadal, emocionado con el himno

Rafa Nadal se despide del público malagueño tras su derrota ante Van de Zandschulp / Jorge Zapata | Efe
Jorge Cabrera

19 de noviembre 2024 - 19:40

Málaga/Dependerá de Carlos Alcaraz, el clavo ardiendo al que se agarra España para evitar el adiós definitivo de Rafa Nadal, muy lejos de su nivel el manacorí, que cayó con claridad ante un Botic Van de Zandschulp gélido y suelto por un doble 6-4. 113 días sin competir, desde aquella derrota con Djokovic en los Juegos de París. Demasiada inactividad como para ver unas garantías competitivas en esta Copa Davis de Málaga, el menos el primer día. Sí estará latente el corazón y ese aura que juega un papel crucial en este tipo de escenarios, pero Nadal fue terrenal, absorbido por una versión paralela que desgraciadamente ha aparecido con frecuencia en los últimos meses. "Sí me gustaría seguir, pero no así", fue un mensaje muy potente en la previa de este España-Países Bajos, eliminatoria que se barruntaba envenenada por todos los alrededores. Lo deportivo había quedado demasiado al margen. Es una situación natural, por la dimensión que ha adquirido el adiós de uno de los mejores deportistas de la historia. España juega sin red. Alcaraz tendrá que superar a Griekspoor y esperar el doble, en un momento con Granollers y el murciano en el cartel, pero no sería extraña una variación.

El Carpena envolvió a Nadal desde la presentación, sentimientos intensos, era un rugir constante con cada gesto del balear, incluso incómodo en la escena. Encontró un poso en los primeros juegos, que hacían atisbar una versión sólida, que su tenis fuese fluyendo según avanzaban los peloteos; retroalimentándose con unos rugidos vivos y con un contexto controlado. Para Botic, el pegador neerlandés, sobre todo los dos primeros tiros, un tesoro ese carácter frío, como si la cosa y lo que había en juego no fuese con él. Con el 4-4 en la primera manga, una secuencia irreconocible de Nadal, devorado por el nerviosismo y demasiado peso en el escenario. Una doble falta y un drive, demasiado apagado, que se iba un par de metros por el fondo. Sin hacer algo extraordinario amarró Botic el break, confirmado con rotundidad.

De mal en peor en el inicio del segundo set, con una rotura en contra y un lenguaje corporal feo, pero siempre Nadal buscando acicates, ya sea dentro fuera. "Disfruta, Rafa", le gritaba una señora que aparecía como ángel de la guarda. Fue aguantando Botic su saque con una rotundidad elogibale, porque los decibelios se disparaban con un puño del manacorí, encogido y buscando algún tipo de elemento espiritual para levantar un partido que se puso 4-1 en ese segundo set. El big data de Australia 2022, aquella remontada con Medvedev todo perdido, una muestra que con Nadal es difícil establecer una resolución lógica, que da una réplica siempre. Pero el holandés mantuvo la serenidad hasta el final, incluso cuando Nadal recortó uno de esos breaks. Algún conato de desmoronamiento, demasiadas dobles faltas que no aprovechó el balear, pero no hubo forma. Nadal se atrapó y todo dependerá de los dos próximos puntos. Una narrativa en Málaga que sería demasiado dolorosa.

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