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Contra el muro teutón, un toro

Puyol tumbó a Alemania con un soberbio cabezazo adelantándose a los centrales germanos, que lo superan en altura · El central estuvo muy atento al cruce y no tuvo que medirse en carrera con ningún rival

Puyol se adelanta al alemán Khedira y a Piqué para rematar a gol entrando desde atrás.
Pablo Salvago

08 de julio 2010 - 05:02

España venía abusando en este campeonato de poner en juego los saques de esquina en corto, esperando una genialidad de alguno de los pequeñitos. Tanto buscaban esta jugada, que los alemanes ya tenían la lección aprendida y ponían a dos hombres para defender este tipo de acciones. Había que cambiar, porque Vicente del Bosque también tiene futbolistas que van bien por arriba para derribar el muro alemán. Un muro de casi 1,90 metros que formaban Friedrich y Mertesacker. Pero el muro cayó ante 178 centímetros de fe de un central que voló. La fe de un jugador que suple las carencias que pueda tener con casta. El muro cayó con el cabezazo de Puyol, que entró desde atrás a rematar el primer córner que puso en el área Xavi como un toro por la calle Estafeta, el día en que la fiesta de los sanfermines echaba a andar.

El gol del central azulgrana hizo justicia a la superioridad del combinado español, pero también se fajó en la retaguardia contra los tanques alemanes, los Klose, Özil, Schweinsteiger o Mario Gómez, al final, que buscaron por arriba en los últimos 10 minutos lo que antes no pudieron: encontrar el camino a la portería de Casillas. En esos instantes, los de mayor presión de los germanos, Puyol y Piqué se bastaron para sacar todos los balones que bombeaban los centroeuropeos, e incluso en la última acción del encuentro, tras un despeje suyo, le sobraron fuerzas para ir a por el balón mientras Silva, que acababa de entrar, trotaba hacia él. Un ejemplo más de la casta de un veterano que sigue dando lecciones en el campo.

Pero sin hablar del gol, que ya rozó en el minuto 14 con un cabezazo al borde del área chica que se fue alto tras un centro desde la derecha de Iniesta, atrás no se le contabilizó un error. Los de Joachim Löw no presionaron a España como hicieron Chile o Paraguay, y Puyol y Piqué apenas tuvieron problemas para sacar el balón desde la retaguardia. Los problemas venían cuando los alemanes salían al contragolpe, pero el buen repliegue de los centrales españoles, que se tenían bien aprendida la lección, evitaba males mayores. Apenas un puñado de balones por alto se les escaparon a los defensas españoles, y sólo un remate de Kroos en el segundo palo, tras un fallo de Sergio Ramos, hizo que el meta madridista se fuera a la hierba.

Si por arriba fue bien Puyol, por abajo tampoco se complicó. Rápido en el corte, gracias a su buen posicionamiento, sólo cuando Özil se descolgaba sufría corriendo atrás. Esta vez ni siquiera tuvo que correr un mano a mano como ante el paraguayo Cardozo. Ahí sí se le ve que los años tampoco pasan en balde, pero la ayuda del centro del campo evitó cualquier problema.

Puyol está jugando a un altísimo nivel. España sólo ha recibido dos goles, el de Suiza, también en Durban tras un fallo en cadena de la zaga -quizá el único-, y el de Chile, por culpa de un rebote. Pero es que tampoco ha concedido muchas ocasiones gracias al poderío de un Puyol que disputa en Sudáfrica su último Mundial. El premio, de momento, es un gol para la historia que mete a España en su primera final.

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