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Lo que mueva la fe

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El Sevilla acude a un enardecido Reyno de Navarra convencido de que aún puede lograr el objetivo europeo La madurez, de nuevo a prueba

Lo que mueva la fe
Eduardo Florido

26 de mayo 2013 - 05:02

Pamplona es una de esas ciudades españolas que ofrecen un muy agradable paseo, siempre que no sea San Fermín, que ahí arde ruidosa la calle. Pero también es una ciudad que arropa como pocas a su equipo cuando éste lo necesita y se da la circunstancia que el Club Atlético Osasuna les ha pedido ayuda a los suyos para lograr la salvación. En este escenario enardecido comparece el Sevilla convencido, por no se sabe bien qué ensalmo, de que aún tiene posibilidades de alcanzar el objetivo europeo. Unai Emery parece haber convencido a los suyos de que mientras hay vida hay esperanza y ha convertido este aserto en una realidad gracias también a la torpeza de los que persiguen el mismo objetivo. Y allá que va con su tropa armada de valor, a intentar asaltar el Reyno de Navarra, bajo las faldas del monte de San Cristóbal, a ver si va a ser verdad que la fe mueve montañas.

Desde luego para que la fe mueva algún monte, sea el de San Cristóbal o sea el de la ineficacia sevillista a domicilio, tiene que ser una fe verdadera, determinada y convencida, no de andar por casa. Y para plasmar esa fe en el cuidado césped navarro hay que dejar los agradables paseos que ofrece Pamplona para mejores tiempos. Hoy es un día para medir la madurez de los jugadores del Sevilla, que quizá es lo que de verdad mueve por dentro a Emery, casi más pendiente ya de planificar la temporada que viene que de intentar la proeza de meter a este inmaduro grupo de futbolistas en Europa. Porque, al fin y al cabo, lo que va a hacer descarrilar al Sevilla otro año si no se alinean los astros será, dejando a un margen el recurrente maltrato arbitral, la incapacidad de esta desequilibrada plantilla con más envoltorio que contenido, como un grandilocuente regalo, de darles a los partidos lo que necesitan en cada momento. Competir, ni más ni menos que eso, competir de verdad.

Pero Emery ya hace tiempo que abrió el regalo y miró con esmero dentro de la caja. Y partidos como el de hoy le van a servir para ir separando la paja del grano. En esa tarea anda el técnico guipuzcoano al tiempo que trata de convencer a sus jugadores de que aún es posible incluso enganchar el séptimo puesto, algo que, lógicamente, no depende de él.

Yendo a los datos objetivos del partido, de entrada hay que señalar que el Sevilla está obligado a competir en un ambiente hostil y ante un equipo que se juega la vida con otra defensa distinta a las que ha venido probando últimamente su entrenador. Coke, Cala, Botía y Fernando Navarro deben acoplarse lo mejor que puedan ya que Fazio continúa sin recuperarse y Alberto Moreno causa baja por acumulación de amarillas. Cicinho e Israel Puerto estarán en el banquillo. Por lo demás, en lugar de Palop viaja Julián como suplente de Beto y Reyes se queda en Sevilla por esa sinrazón continua de árbitros y comités federativos.

Por delante de esta defensa casi inédita, Medel y Kondogbia volverán a formar el eje de la medular y Jesús Navas, Perotti y Negredo volverán a repetir como atacantes. No hay más cera que la que arde y el banquillo se queda aún más pobre sin Reyes.

Sin embargo, este equipo titular "asusta mirando los nombres uno a uno", como ha reconocido desde Pamplona José Luis Mendilibar. El técnico rojillo mantiene algunas dudas en la defensa y no podrá contar con el ex sevillista Lolo pero recupera al capitán Puñal para dirigir la guerra desde la medular. Por lo demás, Armenteros, De las Cuevas y Kike Sola intentarán poner la calidad en un partido que se presume algo más que tenso. Es un Osasuna-Sevilla en un Reyno de Navarra a reventar. ¿Lo habrán captado los jugadores del Sevilla? Quizá esto también pueda ser una cuestión de fe, que mueve montañas.

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