"Si tenemos que morir, moriremos de pie"

Víctor Fernández da por zanjada la 'crisis de la quimera' y aboga por la unión en pos del ascenso

Víctor Fernández observa en cuclillas el entrenamiento.
Víctor Fernández observa en cuclillas el entrenamiento.
J. Mérida / Sevilla

14 de mayo 2010 - 05:02

Víctor Fernández quiso acabar con la digestión de una semana difícil, que arrancó con sus quiméricas declaraciones el pasado domingo y que emponzoñó el club desde la radio oficial con una durísima respuesta hacia él y los futbolistas. Parcialmente, muy parcialmente resuelta la crisis desatada, el técnico maño, sabedor de su obligación de ofrecer explicaciones en la previa del partido, quiso adelantarlas un día precisamente para que éstas quedasen más alejadas y disueltas de la cita de mañana en Tarragona.

"Si tenemos que morir, moriremos de pie. Es el mensaje que dije el domingo y el que doy hoy, con algo más de tranquilidad porque si bajásemos los brazos seríamos malos profesionales", explicó el entrenador del Betis, quien dijo haber vivido las críticas del club "desde la sorpresa, pero también desde la normalidad".

Víctor Fernández se refirió al partido frente al Murcia para contextualizar sus declaraciones posteriores. "Si el equipo no jugó bien, yo no puedo decir lo contrario. Soy como soy y no voy a cambiar porque estemos como estamos. Lo que yo pienso de ciertas cosas no se puede decir, pero eso pasa en todas las empresas", argumentó.

Con todo, Víctor Fernández abusó de política al dar por finalizada la polémica. "Cuando un equipo no gana partidos hay más turbulencias en el ambiente, aunque lo más importante ha sido la inmediatez que ha tenido el club para solucionar el asunto, porque la unión hace la fuerza. Lo más importante es que está todo solucionado y ha habido una reacción inmediata de todos los responsables del Betis. El lunes ya hablé con Lopera, pero no os enterasteis", añadió, justo antes de referirse directamente al por qué dijo que el ascenso del Betis era "casi una quimera". "Uno da un discurso totalmente realista, pero sorprende que se juzgue lo que debe decir o no un entrenador", dijo en tono de queja, al tiempo que insistió en que "desde dentro se ha resuelto inmediatamente".

"Quiero centrarme ya en lo que ahora necesita el club: paz, tranquilidad y, lo que más, ganar partidos. En esa pelea están los jugadores y el entrenador. Subir es difícil y decir otra cosa sería engañar a la gente", añadió.

El preparador aragonés incluso ha extraído consecuencias positivas de todo el jaleo que se ha armado a raíz de sus declaraciones. "Me quedo con la idea de que un grupo que no esté unido, no tiene la reacción inmediata que tuvo. Cuando hay división, hay intercambio de opiniones, pero cuando hay unión es que lo tienen muy claro. Si, además, sirve para unir más, pues bienvenido sea el lío... Pero que no vengan más", solicitó con una sonrisa.

Su mensaje de unión quedó patente en todo momento, alejado de cualquier brizna de polémica. "El objetivo común es el ascenso, y eso le afecta al presidente, al entrenador, al consejo de administración, a los jugadores, al departamento de prensa...", reflejó, al tiempo que dejó claro: "El Betis subiría ganando los seis partidos que quedan, pero siempre resulta complicado hacer números".

Aunque en Las Palmas atisbó una mejora en el fútbol del equipo, el retroceso experimentado ante el Murcia le hizo dudar. "El juego de ahora no es el de hace varias semanas. Han coincidido la lesión de varios jugadores importantes, ha habido bajas formas, expulsiones... Porque las cosas tienen un porqué y desde hace tiempo pasa algo en el Betis, pero yo no voy a entrar porque no he estado en años anteriores", lamentó el zaragozano.

"Yo tengo mi idea, pero no la voy a decir ahora. Pero es que eso no nos interesa, sólo nos importa el momento actual, en el que pienso que podemos lograr el objetivo. Si no lo conseguimos, que no se nos pueda reprochar nada y que podamos pasear tranquilamente por cualquier calle de Sevilla. En Tarragona vamos a ver a un Betis que quiere ganar, lo más sólido y arropado posible, y lo más práctico posible", vaticinó un hombre "esperanzado" en tan quimérico ascenso.

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