Un son de montaña rusa

Los acusados altibajos en las sensaciones que provoca el equipo de Míchel invitan a la afición a pasar del pesimismo a la euforia y a los rectores, a mantener la calma. El fichaje del central se mantiene en el aire.

Cala y Spahic hacen un gesto de complicidad durante el encuentro del pasado sábado en Mönchengladbach.
Cala y Spahic hacen un gesto de complicidad durante el encuentro del pasado sábado en Mönchengladbach.
Jesús Alba / Sevilla

06 de agosto 2012 - 05:02

A estas alturas a nadie le debe pillar por sorpresa. Monchi, Del Nido, quizá algo menos Míchel porque como quien dice acaba de llegar..., saben bien cómo es esta ciudad en la que la euforia da paso a la decepción y viceversa en el tiempo de un chasquear de dedos. Del optimismo al pesimismo, del pesimimismo al ilusionante acto de frotarse las manos, de una valoración fatalista sobre un futbolista "que no vale" al extremo opuesto por dos simples detalles en un amistoso.

Esto es Sevilla, esto es el sevilismo y los rectores actuales del club nervionense tampoco escapan a ello. Del Nido es el primer aficionado que sufre cuando su equipo da una imagen de infamia y que le toca las castañuelas cuando se planta como se plantó el sábado en Alemania delante de un equipo que jugará la previa de la Champions. Y las sensaciones del equipo de Míchel han sido este verano una montaña rusa. Abajo en San Fernando, subida en Gerona, caída en Córdoba, a la cumbre ante el Borussia... Y esto, al final, acaba condicionando cosas. La pretemporada es el periodo de pruebas y el empate sin goles (injusto porque mereció ganar) en Mönchengladbach sirvió para que las aguas se templaran. Fue como la suerte de varas en el toro que a veces se convierte el sevillismo de a pie y que cornea con el asta con que puede compararse una parte de la prensa, la más crítica.

Pero esto también es peligroso. Si en Córdoba Del Nido pudo ver desde el palco del Nuevo Arcángel cómo a su Sevilla le faltaban muchas cosas, lo de Alemania tampoco puede ser ahora una venda. En una de las carencias más aireadas, el nivel de los centrales, las cosas están más tranquilas. Sobre todo porque con Cala mandando atrás y con una actitud más comprometida del equipo, por ejemplo, se podía apreciar la metamorfosis de Spahic, uno de los defensas más criticados del verano. El Sevilla sabe que tiene que reforzar el centro de la defensa después de las salidas de Alexis y Escudé, pero no se va a precipitar porque no hay dinero. Monchi está haciendo gestiones, pero lo que es ejecutarlas o no puede quedar supeditado a lo que se vea en los dos próximos amistosos, también de nivel, ante Dépor y Mainz 05. Con Fazio, Spahic, Cala y Bernardo, la piedra angular puede ser lo que pase finalmente con Maduro, puesto que el holandés, aunque llegó para jugar por delante de la defensa, puede contarse como un central más en caso de emergencia. Así, no es descartable que Monchi decida esperar hasta el mercado de invierno si aprecia solvencia defensiva en el Trofeo Antonio Puerta y en la nueva cita en Alemania. O a lo mejor no.

Ver las cosas desde las dos perspectivas, desde arriba y desde abajo, permite tener una visión más amplia, pero a veces deciden las sensaciones. Montaña rusa.

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