Bajo mínimos el estamento arbitral
Desde mi córner
Con tanto error de juez y VAR, Iago Aspas pone la nota de humor con un cuarto penalti
Estamos en el tramo decisivo del curso y el papel de los árbitros está en cuarentena. Papel que se torna papelón en muchos casos y esta semana se ha recrudecido, más que nada por la sarta de penaltis que González Fuertes tuvo a bien señalar y todos en la misma dirección. Pero son varios los que se sienten agraviados por unas decisiones que, a veces, se antojan incomprensibles, sobre todo por el efecto corrector que se le suponía al VAR.
En el partido que cerraba la jornada también fue papelón el papel del juez de turno, el aragonés Jaime Latre en esta ocasión. Y es que tras ignorar un claro penalti a Loren y de invalidar un gol de la Real que no parecía ilegal, en el último minuto le amargó la noche al Espanyol con un penalti que sólo vio él y que el VAR no desmintió. No corren buenos tiempos para la credibilidad arbitral, desde luego que no, y bien haría en corregir la deriva el jefe del colectivo.
Cuando entonces, todo este batiburrillo de arbitrariedades se cerraban apelando al error humano y a lo complicado que es arbitrar. Pero con la irrupción del artilugio, lo del error humano pasó a mejor vida. Con un equipo arbitral en cancha y otro igual de numeroso en la sala VOR ya no cabe achacar los errores al hombre, con lo que la sospecha de corruptelas cada vez toma más preponderancia, con lo que la figura del árbitro ha vuelto al desprestigio.
Un desprestigio que se hace vergonzante con esa frase de Mateu Lahoz a un jugador del Getafe diciéndole “me debes una”. Qué le debía Enes Unal al colegiado es la pregunta que pone al valenciano como si lo hubiesen cogido con el carrito de los helados. Y en éstas, un toque de humor en boca de Iago Aspas al decir que González Fuertes bien pudo pitar un cuarto penalti para darse el gusto de tirarlo él. Creían algunos que el VAR sería la panacea y mire usted por dónde...
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