La máquina contra Neymar y Mbappé
Liga de campeones
El Bayern parte como favorito por el fútbol que ha desarrollado, pero PSG se agarra a sus dos estrellas
Lisboa/ La máquina ofensiva del Bayern Múnich buscará su sexto título de la máxima competición de clubes europea ante un PSG que conduce el genio de Neymar y de Mbappé pero que ha mostrado que es mucho más que una acumulación de individualistas brillantes.
"No sólo están hablando, están cumpliendo", aseguró estos días el técnico del PSG, Thomas Tuchel, en clara referencia a sus máximas estrellas, Neymar y Mbappé, que durante toda la fase final disputada en Lisboa se han mostrado muy eficientes en ataque, junto con el veterano Di María.
El espíritu altamente ofensivo del Bayern, su defensa siempre adelantada y la vocación de ataque de sus laterales pueden ser un alto riesgo ante la velocidad de Neymar y Mbappé.
Sin embargo, es poco probable que el entrenador, Hansi Flick, se decida a hacer cambios de fondo para la final. En lo táctico, Flick ha apostado siempre por el mismo esquema. En lo personal podría recurrir a Pavard, que volvió a la cancha en la semifinal contra el Olympique de Lyon en la segunda parte, lo que le permitiría desplazar a Kimmich al centro del campo para buscar más estabilidad en esa zona.
El equipo ideal de Flick era con Pavard como lateral y con Kimmich en el centro del campo hasta que, antes del torneo de Lisboa, el francés sufrió una lesión de tobillo. No obstante, viene de ese problema físico y el equipo por el que viene apostando Flick ha resuelto con solvencia sus duelos en cuartos y en la semifinal.
Aunque la victoria ante el Lyon (0-3) dejó preocupaciones en la parte defensiva Flick suele no cambiar un equipo ganador a no ser que se vea obligado a hacerlo por bajas. Cierta duda había en torno al central Jerome Boateng, que tuvo que ser sustituido en el descanso ante el Lyon por Süle debido a problemas musculares.
En la delantera la única variante posible sería el ingreso de Coman por Perisic, aunque el rendimiento del croata contra el Barcelona y el Lyon hace que eso no sea demasiado probable.
Tras la épica victoria en el descuento frente al Atalanta, el PSG ha exhibido el espíritu de liderazgo del brasileño Neymar, basado en pases, regates y su hambre por brillar en el campo, a pesar de que aún no ha estrenado su cuenta goleadora en el torneo lisboeta.
Sin Mbappé y Di María, Tuchel optó por el 4-3-1-2 y, ya con las estrellas francesa y argentina en el once inicial, regresó al 4-3-3, que presumiblemente repetirá hoy para desbordar a la defensa bávara.
Se han enfrentado ocho veces, todas en Liga de Campeones, entre 1994 y 2017. En cinco ocasiones ganó el Paris Saint Germain y en las otras tres citas se impuso el Bayern. Se trata de la final más previsible y la más esperada, con el equipo más goleador de esta Champions frente a una escuadra, el PSG que pese a sus estrellas ofensivas es el conjunto menos batido, ya que sólo ha encajado cinco goles en los 10 encuentros de esta Liga de Campeones.
Persiste la duda de Keylor Navas, y otro de los focos será el zurdo Di María, que ya brilló en semifinales y fue el mejor del partido. Regresa a su casa, el Estadio Da Luz, al que llegó procedente de Rosario en 2007 y que le sirvió, bajo los colores del Benfica, para catapultarse hacia el Real Madrid.
Regresó a Lisboa en 2014 para ganar La Décima con el Real Madrid. Esta noche, el Fideo volverá a correr por su banda preferida, aunque sin público.
Un partido que también observa la rivalidad de dos entrenadores alemanes. Tuchel contra Flick. Ambos disputarán su primera final de una competición europea, aunque Flick ya sabe lo que es perder una de estas características. Como jugador del Bayern perdió la final de la Copa de Europa contra el Oporto en 1987.
En el Bayern, con Neuer, Boateng, David Alaba y Thomas Müller, están en la posible formación titular cuatro titulares del equipo que ganó la Liga de Campeones en 2013. A esos nombres habría que agregar el de Javi Martínez, que empezará el partido en el banquillo.
Neuer ha sostenido que el equipo actual es mejor que el de 2013 debido ante todo a la amplitud de la plantilla que le permite a Flick muchas veces revertir situaciones con cambios acertados en los momentos precisos.
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