No hay mal que por bien no venga

Perder el señuelo de la cuarta plaza permite al Sevilla centrarse en su gran objetivo: la final de Varsovia.

La plantilla sevillista se ejercita en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
La plantilla sevillista se ejercita en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Jesús Alba, Sevilla

12 de mayo 2015 - 05:02

No hay mal que por bien no venga. Las consecuencias de los resultados de la última jornada de Liga han dejado al Sevilla virtualmente sin opciones de alcanzar la cuarta plaza, el objetivo que se había marcado el equipo de Unai Emery tras amarrar matemáticamente su clasificación para la próxima edición de la UEFA Europa League. El empate que los blancos cedieron el pasado domingo en Balaídos, junto con el que arrancó el Valencia en el Santiago Bernabéu, hace muy complicado ya que los nervionenses puedan dar caza al conjunto levantino tras el triunfo del Real Madrid en el Sánchez-Pizjuán.

Pero las sensaciones en el sevillismo, lejos de ser negativas, vienen a reforzar una ilusión que tiene fecha marcada en el calendario, el 27 de mayo. Además, los 71 puntos alcanzados en la Liga suponen igualar el récord histórico de puntuación logrado jamás por un equipo del Sevilla, concretamente el de Juande Ramos de la temporada 06-07 en la que incluso peleó por el título de Liga hasta dos jornadas antes del final del campeonato.

Ambas cuestiones, sobre todo la primera, han servido de analgésico para la frustración por la pérdida de un objetivo. El Sevilla tiene la oportunidad de poner la guinda por segundo año consecutivo a una temporada de matrícula de honor y si los esfuerzos se centran a partir de ahora en una misma meta, ésa debe ser la lectura correcta. Por suerte, el sevillismo lo ha entendido también así. El mensaje ha sido captado en su totalidad y todos los frentes están centrados ya en el partido de vuelta de semifinales ante la Fiorentina. No perderse en distracciones puede ser la mejor noticia para los profesionales, si bien éstos siempre han dejado claro que querían llegar lo más lejos posible en todas las competiciones.

Igual que el Valencia ha podido enfocar el trabajo de toda la temporada en afinar para la Liga, el equipo de Emery tiene a partir de ahora la oportunidad de preparar a conciencia la posibilidad de hacer historia en su competición preferida. Queda primero rematar la faena en Florencia y hacerse fuerte para defender el 3-0 de Nervión y luego soñar con convertirse en el primer club que gana la Europa League cuatro veces, haciéndolo además en el breve espacio de tiempo de ocho años.

Nadie aplaude un fracaso y ni el Sevilla ni el sevillismo lo están haciendo porque, entre otras cosas, no lo es ni mucho menos, pero en un mundo tan exigente como el deporte profesional y el fútbol en particular centrar todos los esfuerzos en un solo objetivo puede llegar a ser una ventaja. La meta, además, era la Champions, y -por la vía de Varsovia- sigue estando al alcance. No hay mal, pues, que por bien no venga.

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