El macho alfa de la manada

Athletic | sevilla · Frente a Frente1 goles 02 asistencias 04 faltas cometidas 62 faltas recibidas 1

Llorente le da la justa réplica a Del Nido con un partidazo en el que se comió a la defensa sevillista y, de paso, a todo el Sevilla · Fue el perfecto émulo de Kanoute

Fernando Llorente y Yeste celebran el 2-0, marcado por el delantero riojano.
Eduardo Florido

05 de marzo 2009 - 05:02

Pasarán años y se seguirá recordando en Sevilla, en Bilbao y puede que en algún otro lado la desafortunada frase de José María del Nido. El mandatario sevillista se quedó mudo en la leonera de San Mamés, que ya tiene un nuevo ídolo al que subir a los altares de Pichichi, Zarra, Gaínza, Dani, Rojo o Sarabia. Fernando Llorente, un zagalón riojano nacido casualmente en Navarra, le dio la justa réplica al racial dirigente blanquirrojo, que no logró sino azuzar a las fieras, unas fieras que arrastraban hambre desde hace 25 años y que ya calafatean la gabarra para sacarla por su ría.

El delantero del Athletic, con sus flamantes 24 añitos cumplidos el viernes pasado y su reciente internacionalidad como prólogo a una trayectoria que se presume estelar, fue el ejecutor del Sevilla. Abrió la lata del partido con su dejada en el minuto 4, tras un saque de banda, que Javi Martínez convirtió en gol. Marcó el 2-0 al cabecear un centro de Yeste en una segunda jugada mal defendida. Y le dio a Toquero el definitivo 3-0 dos minutos después tras robarle la cartera a David Prieto. En apenas media hora, Llorente sacudió su melena al viento con rabia, demostrando quién es el macho alfa de la manada que adiestra Joaquín Caparrós, el líder indiscutible de una joven camada a la que el técnico utrerano le ha devuelto la garra que siempre se presumió en los leones de San Mamés.

Llorente ensombreció a un jugador del que parece, en muchos aspectos, un calco. El riojano, con sus tres centímetros más de altura (1,95 por 1,92) tiene muchísimas similitudes con Kanoute. Marca goles y los da, y además es el pilar sobre el que construir el fútbol directo del Athletic con el Loctite de su bota, usando la metáfora con la que Caparrós elogió a Kanoute. Y cuando cae en terrenos más retrasados de su hábitat natural sabe controlar, darse la vuelta, esconder el balón, conducir con tranco... Ayer emuló de forma portentosa al francés, tantas veces crucial en el juego del Sevilla, un equipo desdibujado ayer desde la misma obsesión que tenía por Llorente.

plan frustrado

Fazio actuó de medio, pero su tendencia a barrer alrededor de Llorente propició un agujero en las segundas jugadas. Sin tener excesiva culpa en los goles, fue el sacrificado. Pero con él y sin él, no hubo ningún medio centro sevillista que estuviera pendiente de los rechaces, de las segundas jugadas, y por ahí se desangró el Sevilla ante un rival que olisqueó la sangre, abrió con furia sus fauces y se dedicó ya con 3-0 a secar a Kanoute.

El francés no tuvo fortuna. El plan de Caparrós para frenarlo, con Amorebieta en la marca y Javi Martínez siempre pendiente, resultó clave y logró aislarlo. Aun así, dio un gran pase en el minuto 11 a Jesús Navas, pero el extremo dio mal el pase de la muerte tras meterse en la cocina. Hizo la dejada en la chilena de Renato que Aitor Ocio despejó (61'). Y pudo marcar un gol que hubiese sido un premio a su categoría, pero su cabezazo salió desviado (92') con Iraizoz batido. Era la noche de su émulo, de ese macho alfa de la leonera bilbaína.

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