Con la luna llena por testigo
Lina Quesada se convierte en la primera sevillana que corona el Everest · La alpinista necesitó 14 horas para hacer cumbre tras subir los 900 metros finales
La luna llena tuvo el privilegio de presenciar en la mañana de ayer (8:00 en España) la mayor hazaña de Lina Quesada. La sevillana logró coronar la cima del Everest junto a los cordobeses José Baena y Ricardo Guerrero tras una jornada infernal en la que necesitaron de unas 14 horas para ascender desde el campamento cuatro hasta la cumbre.
Fueron 900 metros interminables en los que tuvieron que batirse el cobre con el escalón Hillary, un paso de roca de 15 metros y último obstáculo de envergadura, que requiere de una gran habilidad técnica, antes de completar el reto.
"Me habían hablado mucho de la dificultad que suponía el Everest, pero nunca imaginé que iba a ser tan duro", comentaba ayer Lina a Diario de Sevilla entre la satisfacción de haber coronado y el cansancio acumulado desde el inicio de la ascensión.
La escalada no ha sido un camino de rosas, como era previsible. Cada día en el monte nepalí se ha convertido en la vida de Lina en un reto en el que los contratiempos han sido una constante.
El teléfono por satélite que poseía ha dejado de funcionar, por lo que contactar con ella se ha convertido en una auténtica odisea. A ello se ha unido su estado físico, mermado por la bajas temperaturas y las palizas diarias. "El hecho de dormir en finos colchones sobre el hielo ha supuesto más de un resfriado a lo que hay que unir alguna que otra diarrea y las evidentes congelaciones", explica con resignación.
Si no era suficiente, la semana pasada el mal tiempo obligó a la expedición a bajar hasta el campamento base una vez establecidos en el campamento cuatro. El nuevo intento, en cambio, sí ha dado sus frutos.
Los expertos habían predicho tiempo apacible para los días 20 y 21 de mayo, por lo que se deducía que esas jornadas serían las propicias para intentar coronar. Y así fue. "El día amaneció despejado, por lo que no hemos dudado en intentarlo. Una vez arriba, hemos permanecido media hora aproximadamente. Ha sido un momento maravilloso", refiere Lina.
La sevillana reconoce haberse acordado en esos momentos de su familia y en especial de su hermana Aurora. "Es la primera persona que se me ha venido a la mente. Sufre mucho con estas locuras que hago", dice. Además, el hito de haberse convertido en la primera sevillana en lograr llegar a la cima del techo del mundo, le hace muy feliz. "Éste no es sólo un éxito mío, sino de todas las mujeres amantes de este deporte".
No obstante, el trabajo no está aún terminado, aunque los primeros metros de bajada han sido todo un éxito. "Hemos comenzado el descenso muy fuertes, estamos mejor hidratados y vamos con la moral de haber finalizado con éxito nuestra misión", comenta una Lina radiante.
La alegría fue una constante en la jornada de ayer a 8.848 metros de altitud. Junto a Lina, casi 100 expedicionarios lograron el reto de hacer cumbre. Entre ellos, otros españoles: un grupo de vascos y otro de catalanes. Pero también expediciones procedentes de México, Estados Unidos y Canadá.
El reto está casi conseguido. Sólo queda llegar al campamento base sanos y salvos. Escasos de fuerza, la satisfacción puede ser la mejor sustituta para afrontar los últimos metros.
Desde que Lina partiese de Sevilla el pasado 6 de abril han transcurrido 46 días, suficientes para comprender sus declaraciones. "Estoy deseando llegar a mi casa para ver a mi familia y poder descansar". Un descanso más que merecido tras escribir una página en el libro de éxitos del deporte sevillano.
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