La lluvia no apaga la llama olímpica de los Juegos de París
Juegos Olímpicos
El agua deslució la primera ceremonia inaugural de unos Juegos fuera de un estadio y que fue de menos a más tras el tedioso desfile de las delegaciones por el Sena
Rafael Nadal fue protagonista al ser uno de los últimos portadores de las llama olímpica, que lucirá en el cielo parisino en un globo como pebetero
Así hemos contado la ceremonia inaugural de París 2024
París/Lo único que no podía controlarse, la lluvia, se presentó sin permiso en la ceremonia inaugural de los Juegos de París y empapó de forma inclemente a deportistas, artistas, público y autoridades, y deslució el espectáculo preparado a lo largo del Sena. Los deportistas comenzaron su periplo en París 2024 el pasado miércoles con el debut del fútbol y el rugby 7. Pero la ceremonia inaugural dio el auténtico pistoletazo de salida a los JJOO con un evento donde Francia puso su clip, su reel en el mapa, vendiendo su imagen de marca al mundo entero, para mantener su liderazgo turístico mundial. La lluvia deslució la atmósfera, el continente. Pero el decorado, el contenido, es tan fastuoso, que ver la pirámide del Louvre o la torre Eiffel iluminada de noche con los aros olímpicos, eclipsa cualquier turbulencia.
Sin solución por parte de los organizadores para este imprevisto, los deportistas que llegaban al estadio tras recorrer en barco seis kilómetros del río Sena aguantaban de pie, mojándose, a que terminaran de alcanzar el Trocadero el resto de delegaciones, al menos una hora después. Las embarcaciones que los transportaban, que salieron a 9 kilómetros por hora, aceleraron visiblemente la velocidad para arribar cuanto antes a su destino.
Los voluntarios repartían en el Trocadero ponchos de plástico entre los deportistas para protegerlos en la medida de lo posible. Los atletas tenían la opción de marcharse a la Villa Olímpica una vez acabada la travesía por el Sena y, a juzgar por lo menguado de las delegaciones que entran al estadio, muchos tomaron esa decisión. Hoy toca ya competir para muchos.
Aunque en los momentos iniciales de la gran fiesta la lluvia cayó de forma leve e intermitente, tres cuartos de hora después las precipitaciones arreciaron y obligaron a todos los participantes a protegerse con plásticos, si los tenían. Algunos asistentes abandonaron sus localidades cumplida una hora de un espectáculo tedioso al inicio, aunque se animó en el tramo final. La puesta en escena de París 2024 nos enseñó todas sus fortalezas. Sus tradiciones, con orgullo, como el cabaret, de la mano de Lady Gaga. Planos cenitales nos pasearon por el Louvre; Zidane siguió siendo icono 'blue' e interpretó un vídeo mostrando su antorcha por las entrañas del renovado metro de la ciudad; y el mundo del diseño y del lujo, lo interpretó el baúl de Louis Vuitton, que en todos sus formatos abraza el mundo del deporte. La última vez, guardando el tesoro de la última Copa del mundo que levantó Leo Messi en Qatar.
Los gorros de los uniformes fueron durante buena parte de la tarde la única protección de muchos deportistas que avanzaban por el Sena subidos en todo tipo de embarcaciones, todas descubiertas. Fue la primera ceremonia de la historia celebrada en la calle, fuera del estadio. El grandioso espectáculo preparado en las orillas del Sena al paso de los barcos se desarrolló ajeno a la lluvia, aunque deslucido por la cantidad de agua que caía.
Tanto a lo largo del Sena como en el estadio efímero del Trocadero las gradas son completamente descubiertas, con la excepción de una zona reservada a los miembros del COI y a los jefes de Estado y de Gobierno. Unas 600.000 personas asistieron en directo a la ceremonia, 300.000 en gradas y otras tantas desde balcones y viviendas.
La inauguración homenajeó a las mujeres francesas. A históricas referentes, inspiradoras para la sociedad como Alice Milliat, Paulette Nardal, Jeanne Barret, Christine de Pisan ... con La Marsellesa de fondo. Y recordó el legado de Gustave Eiffel, el ingeniero civil, que empleó el hierro como elemento para construir puentes para los ferrocarriles franceses. Eiffel dejó legado en España. Desde su taller se crearon estructuras como la pasarela sobre el río Onyar en Girona.
El mensaje de Bach
El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, defendió la alegría del deporte y su poder unificador en el discurso que pronunció en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París, en el Trocadero. “En nuestro mundo olímpico no hay norte global y sur global. Respetamos las mismas reglas, todos importamos”, dijo Bach ante una centenar de jefes de Estado o Gobierno, los deportistas y el público que asistieron a la ceremonia, dijo el dirigente.
“En un mundo devastado por guerras y conflictos, gracias a la solidaridad podemos estar juntos esta noche y unir a los deportistas de nuestros 206 comités olímpicos nacionales y del equipo de refugiados”, añadió Bach. “Algunos nos llamarán soñadores, pero no somos los únicos”, dijo, parafraseando el Imagine de John Lennon.
“Invito a todo el mundo a soñar como nosotros, como los deportistas olímpicos, inspirados por la alegría que solo nos da el deporte”, indicó Bach, que fue campeón olímpico de esgrima en Montreal 1976 en los que pueden ser sus últimos Juegos.
Encendido del pebetero
La ceremonia, siempre bajo una intensa lluvia, fue de menos a más y ya en Trocadero el espectáculo de luces sí fue digno de la inaguración de unos Juegos Olímpicos. El momento álgido se acercó cuando llegó el momento de encender el pebetero olímpico, que llegó a los pies de Torre Eiffel de manos de Zinedine Zidane. Recogió la llama olímpica Rafael Nadal, un ídolo en París por sus éxitos en Roland Garros. El balear se montó en una lancha portando la llama olímpica junto a otros grandes del olimpismo y del deporte mundial, como Carl Lewis, Serena Williams y Nadia Comaneci. La antorcha dejó el Sena y fue Amelie Mauresmo la que inició el camino a los Jardines de las Tullerías. La ex tenista cedió el testigo a Tony Parker junto a otros deportistas paralímpicos llegaron al Louvre. Por el Arco del Triunfo pasó el jugador de balonmano Michael Gigout, quien le cedió el testigo a Allison Pinot.Después la llama olímpica pasó por muchas manos de grandes deportistas franceses hasta que Marie-José Perec y Teddy Riner encendieron el pebetero en un globo, que lucirá con la llama olímpica en el cielo de París. La guinda fue Celine Dion, que reapareció para cantar en francés a los Juegos.
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