URBANISMO
Urbanismo cambia de criterio y permite ahora unir edificios del Casco Antiguo

La lata se abrió con la circulación rápida

Cesc y Pedro, que provocaron la reubicación de Villa e Iniesta, aceleraron y dieron más profundidad al juego combinativo

Juan Antonio Solís

04 de julio 2010 - 05:02

Fue otro partido de insistencia, de tesón, de no bajar los brazos ni desesperarse. De tocar y tocar hasta ver el agujero por el que colarse. Y de nuevo encontró justo premio España a su arrojo. El desarrollo del partido le abrió la puerta: en el tramo final del partido los paraguayos bajaron un punto, o dos, su intensidad en el repliegue, porque era imposible sostener ese brío los 90 minutos, y además los españoles fueron afinando su dibujo táctico con los cambios. Cesc y Pedro dieron profundidad e hicieron mejores a Villa o Iniesta. Y llegó el gol, la victoria y la historia.

Defensa

El peor partido de la pareja de centrales. Empezaron sorprendidos por la presión adelantada del recio bloque guaraní, lo que les obligó a un sobreesfuerzo cuando Casillas trató de tocar en corto. A partir de ahí, empezaron a cogerle asco al partido, bronco porque los paraguayos son unos maestros en el juego físico, al choque. Tanto Piqué como Puyol midieron mal varios balones colgados al área que no acabaron en algo peor porque no encontraron, por poco, alguna cabeza de algún paraguayo. Un descuido de esta índole acabó en el penalti de Piqué, clarísimo, sobre Cardozo, que le ganó la posición en un balón parado desde la izquierda.

Con los dos penaltis, el partido se desató, hubo más metros entre defensa y defensa y afloraron los espacios. Paraguay acumuló hombres arriba que fueron a buscar el fallo de los centrales, tocados físicamente, sobre todo en el caso de Puyol.

Ataque

Era fundamental que la circulación del balón fuera rápida. Paraguay dio una prodigiosa lección de cómo ser solidarios en las ayudas y coberturas. Y como su presión fue muy adelantada, Xavi e Iniesta recibieron la pelota lejos de donde suelen hacer daño. Mientras, Fernando Torres y Villa empezaron como ante Portugal, demasiado abiertos a las bandas. De nuevo pecaba España de falta de profundidad en sus toques, de verticalidad, de llegada al área.

El cansancio del equipo guaraní retrasó su presión, y poco a poco, Xabi Alonso, Xavi e Iniesta empezaron a cruzar líneas con sus pases. La entrada de Cesc, que dio más control y profundidad por dentro, y la de Pedro, con llegada, terminaron de ajustar las piezas.

virtudes

El toque de la última media hora sí fue bajo un fútbol dinámico y profundo.

talón de aquiles

Los centrales sufrieron mucho.

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