Javier García y Jaime Canalejo, la dupla sevillana que "puede liarla" en su segunda final olímpica
Juegos Olímpicos
Los remeros del Club Náutico Sevilla disputan este viernes (11:30) desde la calle uno, la final A, la de la gloria olímpica
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Sevilla/Tras colocar al sevillanizado bote español en la final por las medallas junto a su compañero Jaime Canalejo, Javier García, el segundo de los integrantes del dos sin timonel advirtió al gran público que pueden "liarla" en la regata definitiva. Los remeros hispalenses disputarán este viernes a partir de las 11:30 su segunda final olímpica tras lograr un sabroso diploma en Tokio.
En palabras de García será una "final ajustada" de muchísimo nivel en la que los dos remeros paisanos partirán desde la calle uno en la Final A, la de acceso a las medallas tras acceder en tercer lugar (6:36.60) en las semifinales por detrás de Croacia (6.29.98), y Suiza (6:32.18).
El remero andaluz vaticinó mucha igualdad en la lucha por las medallas. "Todo el mundo vamos a entrar iguales, porque todos los barcos tienen nivel de medalla. Va a estar muy ajustada", declaró tras certificar el pase hace unos días.
Sobre las aguas de Vaires-sur-Marne, a las afueras de París, en el complejo náutico de Vaires-Torcy, los remeros del Club Náutico Sevilla pugnarán, sin el nerviosismo del bautismo en el país asiático, por acrecentar su gloria olímpica ante otras cinco embarcaciones: Suiza, Croacia, Rumanía, Gran Bretaña e Irlanda, por este orden en las calles.
El fraternal bote croata, gran favorito
En la semifinal en la que el bote hispalense resistió para acabar como tercero a cuatro segundos de los remeros sudafricanos John Smith y Cristopher Baxter, los hermanos croatas Martin y Valent Sinkovic, vigentes campeones olímpicos, fueron los que marcaron el ritmo para imponerse con claridad con un crono de 6:29.98, por delante de los suizos Roman Roeoesli y Andrin Gulich, segundos con 6:32.18.
Canalejo y García supieron manejar su regata. Pasaron por los primeros 500 metros en quinta posición, pero en el ecuador ya habían alcanzado la tercera posición que concedía el boleto de la lucha por la gloria.
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