La inflexión del derbi madrileño
El Atlético cambió tras su derrota ante el Real Madrid y dejó el fútbol bonito para volver a un tono resultadista
Nadie ha reducido tanto en esta Liga al Atlético de Madrid como el Real Madrid en el último derbi del pasado 12 de diciembre; una inflexión en el equipo rojiblanco, desde entonces menos desbordante, menos posesivo, menos goleador y más vulnerable, pero también más eficaz en ataque y más dependiente de Luis Suárez para promediar una cantidad casi similar de victorias.
Líder entonces y líder ahora, hay diferencias entre aquel Atlético que llegó lanzado, visiblemente estético y concluyente en su juego en sus primeras diez citas del torneo, al estadio Alfredo di Stéfano y entre el que perdió sin matices contra el eterno rival, superado por la presión local, y ha jugado los restantes 14 duelos.
Su derrota por 2-0 fue ruidosa, por los goles de Casemiro y Oblak en propia puerta después de un tiro de Carvajal, pero sobre todo por la impotencia que desprendió el partido del Atlético, devorado claramente por su adversario en el primer tiempo y sin más argumentos que un par de ocasiones en el segundo periodo. Sin opción.
"Creo que el partido con el Madrid no lo trabajamos bien, no jugamos bien y no salió como hubiésemos querido", ha admitido el técnico argentino en esta temporada, en la que expuso un Atlético desbordante, con volumen de juego y prestaciones prácticas y estéticas, aparte de casi inabordable en defensa en sus primeras diez jornadas, pero que ha cambiado de forma indudable tras el derbi.
MÁS VULNERABLE
El derbi fue un toque de atención del que reaccionó de inmediato, a golpe de victorias -ocho consecutivas en la Liga, además de once encuentros invicto-, pero con diferentes perspectivas desde las que propulsó su racha de triunfos respecto al inicio del campeonato anterior, cuando ganó ocho de las diez primeras citas del curso.
Con una media muy cercana de triunfos (un 0,8 de las primeras diez jornadas a un 0,7 en las 14 siguientes, incluido el derbi), en el duelo con el Real Madrid y después de él, el Atlético ha perdido consistencia defensiva. Lo describen los datos con una rotundidad inesperada antes: en las diez primeras jornadas recibió dos dianas, en las 14 posteriores ha encajado 14. De un gol cada cinco encuentros de entonces a un gol cada partido de ahora como media.
De hecho, al principio Oblak sostuvo su portería a cero en ocho de los diez partidos. Después, nada más lo ha hecho en cuatro de 14; en el 1-0 al Getafe, en el 2-0 al Sevilla, en el 0-2 al Villarreal y en el 0-2 a la Real Sociedad.
En ese sentido, sus adversarios le tiran menos que antes, pero necesitan muchos menos remates para marcar un gol al Atlético. Si antes promediaba un tanto en contra cada 51 intentos de sus oponentes, ahora encaja un gol cada 9,14. Es una diferencia sustancial, más visible que las cuestiones ofensivas.
DEPENDER DE LUIS SUÁREZ
Aunque también promediaba más goles en las diez primeras citas que en las 14 últimas, 2,1 a 1,8, con 21 goles en los diez duelos iniciales y 26 del derbi en adelante, es menos concluyente con su juego con balón ahora, como también es menos posesivo con la pelota: superó a su rival en ese apartado en siete de los 10 primeros encuentros y en la mitad, 7, de sus 14 choques siguientes.
También descubre una dependencia más alta de Luis Suárez desde el derbi ante el Real Madrid. De aquel día, señalado incluso por la crítica por su intranscendente actuación, surgió el 9 rojiblanco con una participación capital casi en cada triunfo del Atlético. En los últimos 14 partidos ha batido 11 veces la portería contraria, teniendo en cuenta que en los cuatro últimos no lo ha conseguido.
Eso supone que un 42 por ciento de los goles del Atlético en este tramo han sido suyos. El más cercano es Marcos Llorente con cuatro. En contraste, en las diez primeras jornadas, las dianas de Luis Suárez representaban un 23 por ciento. Había sumado cinco dianas en diez encuentros, las mismas que Joao Félix, que ha seguido el camino contrario, porque ha ido de más a menos en esta campaña.
En el atacante portugués, tal y como comenzó el curso, con ese papel principal e indiscutible, también se percibe el cambio de entonces a ahora. Porque él brilla más dentro del juego combinativo que propuso su equipo y Simeone al principio de la temporada y que ya no lo es tanto, más parecido a tiempos pasados de toda esta era, a prioridades defensivas y tácticas que condicionan cada misión.
Los números delatan un Joao Félix la mitad de goleador, con dos tantos. Y menos titular que antes. También menos protagonista y menos incontestable, en la medida que su equipo ha perdido también esos parámetros con el balón mientras crecía su eficacia ofensiva: en las últimas 14 jornadas necesita 5,65 remates para marcar un gol, antes requería 6,73, más allá de que antes tiraba más, con un promedio de 13,3 por partido, que ahora, con 10,5 de media.
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