Ni en el infinito ni en el cero, toca resetear

El fútbol, sobre todo en Sevilla, pasa del cero al infinito, y del infinito al cero por supuesto, en sólo un partido y Marcelino García Toral ya ha tenido tiempo de comprobarlo. El técnico asturiano, que, poco más o menos, parecía haber descubierto este deporte durante los dos meses de pretemporada, es ahora el mayor de los mentecatos por la sencilla razón de haber caído eliminado ante un Hannover 96 que acabó en el cuarto puesto en la pasada edición de la Bundesliga y que hasta ayer era colíder de la actual. Sí, la Bundesliga es la competición de Alemania, no la de Islas Feroe. Que el Sevilla debía haber eliminado a los teutones, sí, debía, pero cuando menos era una eliminatoria teóricamente igualada y al final se saldó como se saldó.

A partir de ahí, como este deporte no otorga apenas tiempo ni para disfrutar de los triunfos ni para digerir las derrotas, al Sevilla, al Sevilla de Marcelino García Toral, le toca pulsar la tecla de resetear con prontitud, ya que esta noche lo espera el Málaga, nada más y nada menos que el Málaga, en su estreno en la competición liguera. Seguir relamiéndose las heridas, por tanto, está absolutamente prohibido y ahora llega el momento de demostrar que los piropos veraniegos hacia la plantilla y hacia el entrenador, tanto los internos como los externos, no se olvide este dato, no iban descaminados. El cuadro nervionense, pues, debe centrarse en la Liga, que es lo que le queda, y empezar con buen pie.

Para ello, Marcelino, sin duda, habrá tenido un trabajo durísimo en los dos días de trabajo que han transcurrido desde el petardazo ante el Hannover y esta cita con el Málaga. Aunque ninguno de los dos partidos de la eliminatoria fuera un desastre mayúsculo, tal vez algo más la primera parte de Alemania, el análisis de los errores cometidos ha debido servir para que tanto futbolistas como el propio entrenador hagan examen de conciencia y sepan discernir qué le puede venir bien y mal a este equipo. Sería la mejor forma de alejarse de todo lo que mana del entorno, de unos análisis propios de hinchas en algunos casos, y centrarse exclusivamente en lo que observan los profesionales.

Por ejemplo, la imposibilidad de seguir empecinados en jugar con cuatro delanteros y un centrocampista ofensivo por el medio. Porque no hay persona en el mundo, ni siquiera las que no son aficionados, que no sepa ver que Jesús Navas, Kanoute, Negredo y Perotti son delanteros. Es un juicio hiperbólico, por supuesto que sí, pero que tiene tanta razón como la que pueda manar de quienes echan toda la culpa de la eliminación a la debilidad de la defensa, que por cierto no la forman cuatro a la hora de otorgar esas responsabilidades, sino que recaen exclusivamente en los dos del centro. El problema defensivo del Sevilla, con indenpendencia de que sería mucho mejor con Piqué o con Sergio Ramos que con Alexis, Escudé o cualquiera de los centrales de la actual plantilla, comienza mucho más arriba, concretamente cuando se apuesta por jugar con cuatro delanteros, un medio con tendencia a ir hacia arriba como Trochowski y hasta un lateral derecho al que le gusta muchísimo más atacar que defender su banda.

Y eso es lo que debe resolver Marcelino sin creerse que puede convertir a esos seis elementos en superhombres capaces de correr mil kilómetros y tener la cabeza fría cuando les llega el balón en su verdadera especialidad, ya sea el gol o entrar por la banda.

Si lo consigue, pues el Sevilla estará capacitado para ganarle esta noche al Málaga, a ese Málaga capaz de gastarse los millones de euros a espuertas. Lo haría con mucho esfuerzo, para que nadie se ofenda por una minusvaloración que está muy lejos del deseo de quien suscribe estas líneas, pero puede conseguirlo. A partir de ahí, lo dicho, toca resetear y pensar que este Sevilla sigue capacitado para pelear por sus objetivos ligueros.