Entre incendiarios y sensatos, rumbo al derbi
Desde mi córner
Si hay algo en la vida del derbi es que nada ha cambiado en este tiempo de vísperas
CAMINA la vida hacia el partido de los partidos del fútbol según Sevilla. A pesar de la cantidad de agua que pasó bajo los puentes, este tiempo vesperal no ha cambiado. Siempre lo mismo, gente que se mueve bajo las innegociables reglas del deporte y esa otra repleta de bocazas que no hace más que echarle gasolina a la cosa para que la oportuna chispa haga el resto. O sea que todo resulta viejo como la vida misma, qué se le va a hacer.
Estamos a viernes, justo a dos fechas de que el Sevilla intente salvar su temporada de una forma más que agradable, ganando en casa del eterno. Porque digan lo que digan los incendiarios de turno, la tropa nervionense va a la otra acera de la ciudad a sabiendas de que un triunfo haría olvidar todas las penurias de un curso plagado de entrenadores y de malos resultados. Un triunfo en Heliópolis salvaría el honor propio a la vez que dificultaría la vuelta del Betis a Europa.
Y espera un Betis que recuperó la buena dinámica que significa ganar consecutivamente tras una racha de vivencias mal resueltas. Un Betis que supera en la tabla a algunos rivales más fuertes presupuestariamente, algo que, a expensas de lo que digan los exigentes de plantilla, refleja un buen trabajo colectivo. El mero hecho de que encima del Betis en la tabla no haya un solo club con menos presupuesto delata bien a las claras el trabajo que se hace en los despachos y en la yerba.
Son datos tan contundentes como los que jalonan el paso del Sevilla por el derbi. Pero ni la situación del Betis en esa competición presupuestaria ni la superioridad sevillista en la historia más reciente del derbi tienen influencia alguna en este partido de partidos. Por eso, con la vida cabalgando hacia esas nueve en todos los relojes de la noche dominical la ruta se llena de incertidumbre y para nada influyen las sentencias de bocazas con vocación de incendiarios.
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