La hora de Perquis
Mel trabaja con el francés y con Vadillo como novedades. Regreso a los extremos y alguna duda con Beñat.
Damien Perquis dispondrá de una nueva oportunidad el lunes ante el Deportivo para demostrar lo que más de uno ha intuido pese a sus esporádicas presencias en el equipo, que se trata de un buen defensa central, apto para competir en el Betis con cualquiera de sus compañeros.
La lesión de Paulao, quien causará baja ante el conjunto gallego, las molestias de Amaya y el hecho de que Mario esté recién salido de una lesión han motivado que el francés sea hoy el hombre más en forma en el centro de la defensa. Por eso, Mel tiene claro que quiere un central al menos al cien por cien de sus facultades físicas y ayer, sobre el césped de la ciudad deportiva, mantuvo una conversación con Perquis para instruirlo sobre diversos aspectos del juego, ya que en los dos últimos meses apenas ha disputado 45 minutos en Granada.
Si por algo se ha caracterizado Perquis desde su estancia en Sevilla es por su escasa fortuna. Aterrizó en un Betis que ya disponía de cuatro centrales a escasos días del cierre de mercado y encima lo hizo tras unas semanas sin entrenarse a tope con su anterior equipo, el Sochaux, pues ya tenía decidido firmar por los verdiblancos. Polonia, el país por el que juega, no dejó de llamarlo para la selección, lo que dificultó más su entrada en los planes de Mel y, cuando lo hizo, comenzaron a asomar las desgracias.
La primera fue tener que vérselas con el Atlético de Falcao en su debut, del cual salió damnificado por un primer gol inevitable ante la rapidez del colombiano y una jugada que derivó en un cóctel tan explosivo como exagerado: penalti y expulsión.
A partir de ahí, a esperar de nuevo y tratar de aprovechar la oportunidad. Cuajó un partidazo en Pamplona en la jornada 8, descansó frente al Valencia y jugó de nuevo ante Getafe y Granada. Justo antes del derbi, regresó lesionado de un partido con Polonia y, una jornada después, ante el Real Madrid, se consagró Amaya, lo que llevó a Perquis a dos meses de ostracismo.
Cuando la titularidad llamó de nuevo a su puerta, le ocurrió de todo: el codazo en el ojo de Diego Costa en el Calderón, el corte en la mano con un espejo en su casa y hasta un cólico nefrítico. Deportivamente, sólo podrá quejarse de que Mel apostase por Paulao en su detrimento tras el partido de vuelta liguero en el Calderón. El francés pagó los platos rotos quizá del partido anterior en Vallecas. Amaya siguió en el equipo y volvió el brasileño.
Pero ahora sí le llega una nueva oportunidad y la continuidad en los seis partidos que restan dependerá de su rendimiento. Si éste es el adecuado y las lesiones y el mal fario lo respetan, Mel va a apostar por su concurso, como en su día hizo con Amaya y con el resto de centrales del equipo.
Otro que va a tener una oportunidad desde el principio, ganada en sus buenos minutos en los últimos partidos, es Vadillo. Tras la experiencia con Nosa Igiebor como acompañante de Cañas y Beñat en el Santiago Bernabéu, Mel está probando nuevamente con extremos y el joven puertorrealeño será uno de los dos que oponga a la zaga del Deportivo de Fernando Vázquez.
Aunque hay puestos en los que Mel viene probando diversas alternativas, como en el lateral izquierdo entre Nacho y Álex Martínez, el acompañante de Perquis e incluso quien jugará arriba junto a Vadillo, Pabón y Rubén Castro, la principal duda que el técnico madrileño tiene a día de hoy es la presencia de Beñat en el equipo. El cerebro verdiblanco se entrenó ayer con aparente normalidad, pero no es descartable que Mel opte por reservarlo en principio en el banquillo si no lo ve para disputar los noventa minutos, como hizo en alguna ocasión con Rubén Castro. Con todo, quedan tres días para el partido y las pruebas se seguirán sucediendo y, además, el vasco debe ir mejorando sus prestaciones.
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