Nueva debacle del Barcelona en Múnich y adiós a la Champions (3-0)

Gavi y Pedri no habían nacido aún la última vez que el FC Barcelona se quedó fuera de los octavos de final de la Champions League. Fue en la temporada 2000/2001, con Serra Ferrer en el banquillo, cuando el conjunto azulgrana no pudo superar un grupo que compartía con Milan, Leeds y Besiktas. Desde aquel fracaso, y sin contar la ausencia de la 2003/04 (disputó la Copa de la UEFA tras acabar sexto en Liga), nunca habían faltado los culés en el top-16 de la Liga de Campeones. Hasta esta noche.

En un desértico Allianz Arena de Múnich y ante un rival sin nada en juego, el Barça escribió su epitafio en la presente edición de la máxima competición continental evidenciando que, ahora mismo, no está para estas batallas. El Bayern, a ritmo de entrenamiento, fue mucho más equipo que el conjunto de Xavi Hernández. Los alemanes ganaron en talento, velocidad y pegada, resolviendo el encuentro con dos chispazos de Müller y Sané poco antes del descanso.

Dembélé fue la mejor noticia en el Barça, quizás la única positiva. El francés fue el más activo en ataque y en el 21 estuvo a punto de adelantar a los azulgrana culminando una contra con un disparo que se marchó demasiado alto. La peor fue, en cambio, la pérdida de Jordi Alba por lesión, sustituido por Mingueza.

Tras dejar correr un par de oportunidades, Müller anotó el primero de la noche de cabeza en el minuto 34. Ya en el 43, un disparo lejano de Leroy Sané se convirtió en el segundo en parte gracias a la colaboración de Ter Stegen, que no estuvo acertado para despejar un balón muy centrado de su compatriota. El Benfica también ganaba con suficiencia al Dinamo, por lo que la eliminación era prácticamente inevitable.

La pesadilla azulgrana continuó tras el descanso, con el 3-0 del Bayern en el 61 tras una tremenda jugada entre Lewandowski, Davis -un martillo pilón por la banda izquierda- y Musiala, que remató en boca de gol el pase de la muerte del canadiense. Los jugadores del conjunto bávaro eran aviones al lado de los de Xavi, deprimidos y resignados ante el duro baño de realidad recibido en Múnich.

Sané se permitió desperdiciar un claro mano a mano a cinco minutos del final. Pese a las urgencias de los catalanes, los locales parecían más cerca del gol. El castigo, ya de por sí severo, no fue a más y el partido terminó con un elocuente 3-0 para los alemanes, que pasan a octavos con un pleno de victorias. La Europa League es el premio de consolación para un Barça sin consuelo posible.