Ese otro gran cambio...

sevilla f.c.

Romaric ha pasado de ser el más criticado de las apuestas de Monchi a convertirse en el motor futbolístico del equipo y gran generador de espacios · El marfileño se ha sacudido los sambenitos de gordo y lento

Ese otro gran cambio...
Ese otro gran cambio...
Jesús Alba / Sevilla

23 de marzo 2009 - 05:02

Es normal que todos los focos apunten a Frederic Kanoute, actor principal en los goles que luce como las estrellas de Hollywood, pero entre bastidores se ha agigantado en los últimos partidos la figura de la gran apuesta futbolística de Monchi el pasado verano, un profesional criticado y puesto en entredicho pero mantenido contra viento y marea cuando no era lo más cómodo defenderlo. La historia de Koffi Ndri Romaric en el Sevilla cumpliría perfectamente los pasos de un guión cinematográfico en una de esas películas que ahoran quieren acercar al gran público los entresijos del mundo del fútbol. Su nivel actual -con un posible cénit el pasado sábado- ha relanzado a un Sevilla que le ha cogido el aire a su juego de mucho físico y, ahora también, de pase en largo.

El milagro de sus kilos

Así lo califica el propio autor del mismo, Antonio Escribano. El endocrino del Sevilla no elude referirse a un "milagro" al relatar cómo Romaric logró rebajar 15 kilos de peso en plena pretemporada, sin perder ni un solo día en un trabajo especial. Éste lo hizo al alimón con la asimilación de la carga junto al resto del grupo, con el consiguiente esfuerzo añadido. Sin duda, la mayor virtud que los técnicos han destacado del africano es su capacidad para el sacrificio, el no esconderse y poner todo de su parte en pos de un obejtivo. La verdad es que la imagen en el día de su presentación asustaba y era, sencillamente, para llevarse las manos a la cabeza.

Una aclimatación difícil

Posiblemente le pasaría factura ese déficit de kilos (fuerza en las piernas) al que tuvo que acostumbrarse, un punto al que ahora parece acercarse. No obstante, hay quien dice que el año que viene, con otra pretemporada a cuestas, puede ser aún más dinámico y poderoso.

Pero uno de los aspectos que los que están a su alrededor destacan se centra en las dificultades que Romaric ha tenido que pasar para aclimatarse, problemas de peso al margen. El club hizo lo posible y lo imposible para que la familia le acabara acompañando en su estancia en Sevilla y muchos sevillistas se asombrarían de alguna de las cosas que Jiménez ha tenido que hacer -también porque confiaba ciegamente en él- para que el futbolista no se perdiese en una etapa clave de su aclimatación.

De Romaric, africano pero curiosamente muy católico, se habló de la facilidad con que solía ser visto en la noche sevillana. Procedente de otra cultura futbolística en un club menor, le costó entender las exigencias y el ritmo de vida que debe llevar un futbolista del Sevilla dispuesto a triunfar, no monacal, pero sí con cierto orden.

El apoyo y las críticas

Mientras las críticas y las comparaciones llovían sobre Romaric, éste se sentía respaldado por el club día a día. Maresca y él fueron la pareja elegida para hacer destacar el contraste entre los que se fueron -Poulsen y Keita- y los que formaban el centro del campo actual del Sevilla. Adjetivos como "gordo" o "lento" se hicieron habituales para calificar el juego de Romaric, mientras el cuerpo técnico seguía apostando por él y Monchi lo defendía en todos los foros posibles. Es verdad que el ex jugador del Le Mans nunca bajó los brazos cuando lo cómodo quizá hubiese sido dar su batalla por perdida. Ha quedado ya reflejado que el amor propio es uno de los valores que en el Sevilla han llamado la atención de Romaric y, día tras día y jornada tras jornada, se fue ofreciendo al técnico para jugar de todo.

Jiménez siempre lo utilizó -es el único de la plantilla que nunca ha faltado en la Liga, hasta menos que Palop- y su respuesta fue siempre positiva, aunque en algunos partidos tuviera menos brillo que en otros. En esos casos, los técnicos han entendido que su juego fue fundamental en el aspecto táctico. Tapaba y presionaba como delantero, equilibraba el centro del campo como medio centro, tenía el control del balón para lanzar... En definitiva, uno de esos jugadores por los que los entrenadores suspiran por su gran disciplina táctica.

Con su zurda, esas faltas...

Romaric llegó al Sevilla con fama de ser un jugador muy bien dotado para el golpeo con su pierna izquierda. En YouTube se veían vídeos de espectaculares goles de falta anotados con el Le Mans y en Nervión aún se recordaba para lo negativo las ejecuciones de Martí tanto en este tipo de jugadas como en córners y en libres indirectos. Pero el rendimiento del marfileño en este apartado nunca fue el esperado. Su zurda no ha brillado ante el marco contrario y rara vez ha firmado un gol desde fuera del área y menos a balón parado. Sólo una falta ante el Stuttgart tuvo el resultado que los seguidores sevillistas esperaban ver muchas veces repetido esta temporada.

Y es que el Sevilla aún hoy sigue teniendo esa gran carencia poco entendible en un equipo que aspira a cotas tan altas. El golpeo de Duda o Chevantón en la estrategia era el que se esperaba de este futbolista que veía cómo muchísimos de sus disparos se perdían muy, muy alto para exasperación de la grada o se estrellaban una y otra vez en las barreras rivales.

Mejor en el perfil izquierdo

Hay ocasiones en que los entrenadores tardan en dar con el puesto ideal de un futbolista, aunque en el caso de Romaric es verdad que ha jugado en muchos. Desde organizador de cierre -la primera vez, ante el Athletic en Liga (4-0)-, hasta de delantero -en el Calderón (0-1), en Almería (0-1)...-, pasando por una demarcación en la que ha demostrado encontrarse más a gusto, partiendo desde el perfil izquierdo como falso extremo. La primera vez que Jiménez lo utilizó ahí fue hace justo una vuelta, en Valladolid, recibiendo elogios en aquella tarde que empezó bien y acabó fatal (3-2). También en Getafe (0-2) y en alguna otra ocasión puntual. Pero cuando de verdad ha explotado en ese perfil ha sido con la irrupción de Perotti, a quien Jiménez gusta que desaparezca y aparezca por distintos sitios. Así sucedió contra el Atlético en Nervión (1-0), en Málaga (2-2)... y el sábado ante el Valladolid, cuando se vio posiblemente al mejor Romaric, un futbolista rápido que hacía circular el balón con viveza, sincronización milimétrica y gran sentido de la combinación, las mejores armas para burlar la presión del rival y para dirigir los focos a una estrella como es Kanoute, el actor principal.

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