El fútbol troca el calor al frío
Supercopa de Europa. El otro partido.
"Cuentan las lenguas antiguas" que se puede ver un partido helados de frío en agosto. Los finales de partido y prórroga dejaron gélido al sevillismo.
No era Tiflis, pero la final de la Supercopa en Trondheim también pasará a la historia como el recinto ideal para los figurantes. El día se convirtió, además, en el elemento más hostil para seguir un partido de fútbol en el mismísimo mes de enero, con lluvia y bastante frío, así que cualquiera puede imaginarlo cuando se pasa del azote del calor en Sevilla, o en Madrid, a los poco más de diez grados con los que arrancó el partido ayer en el Lerkendal Stadion. Pero al guiso aún le cabía un ingrediente más, una lluvia desagradable para todos.
Hubiera dado igual que el día fuera primaveral que lo fuera tan invernal, apenas iban a asistir unos 1.400 españoles, repartidos de forma equitativa entre los que torcían por el Sevilla y los que lo hacían por el Madrid. La diferencia, claro está, se conocía con sólo bordear el estadio. Aficionados de todas las razas, hindúes, árabes y, lógicamente, nórdicos, acudían con las camisetas madridistas.
Eso, sin embargo, no le resta ningún mérito a los más de 700 sevillistas que apoyaron a su equipo en esta Supercopa. La forma de desplazarse fue variada. Enrique Álvarez Abuja, un periodista accionista del Sevilla que trabaja en Madrid en tareas que nada tienen que ver con el deporte, se decantó por alquilar un coche en Oslo después de haber visitado, junto a sus dos sobrinos, diferentes ciudades de Suecia y Dinamarca. La E-6 fue la ruta elegida para pasar por la ciudad olímpica de Lillehammer y por puntos paradisiacos, incluidos glaciares y decenas de lagos.
Ayer contaba su periplo a otros sevillistas junto al centro comercial de Solsiden en Trondheim. Allí se daban cita seguidores de todo tipo, desde los que habitualmente se ubican en el Gol Norte del Sánchez-Pizjuán hasta familias enteras que comían en los diferentes bares que rodeaban al lugar elegido por el Ayuntamiento de la ciudad para la fan zone. Lógicamente, la lluvia invitaba a no colocarse debajo de un escenario que el Sevilla ya se había encargado de desaconsejar a las autoridades en los días previos al encuentro. La escasez de aficionados estaba prevista y encima se colaban la lluvia y el frío.
Trondheim, por tanto, no pudo disfrutar de ese parque temático, aunque con la diferencia de latirle muy fuerte el corazón, en que se ha convertido el sevillismo con el himno de El Arrebato y toda la parafernalia de situaciones que tan bien crean los hinchas del Sánchez-Pizjuán para darle colorido al espectáculo. Eso sí, no faltaron las peticiones de las televisiones para que se arrancaran por el himno para asombro de los autóctonos de Trondheim. "Cuentan las lenguas antiguas" que se puede jugar en agosto con frío... Como gélidos se quedaron al final de los 90 minutos y de la prórroga. Dos momentos fatales, dos goles del rival.
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