La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Huyan del negro en Sevilla, algo ocultan
Copa del rey
En el mismo lugar y en la misma situación en la que su referente, Johan Cruyff, ganó una Copa que le permitió seguir en su cargo y armar luego el dream team, Josep Guardiola levantó su primer trofeo tras sólo diez meses como técnico del Barcelona, lo que le sirve para refrendar desde ahora con el metal su peculiar credo.
Pasada la medianoche y con la fiesta azulgrana desatada en el césped del estadio Mestalla, Guardiola, tras haber sido manteado por sus jugadores, se alejó de los focos. Solo, con las manos en los bolsillos, dejó el protagonismo a sus futbolistas.
Luego, con la voz quebrada, como es habitual, colocándose de forma compulsiva el nudo de la corbata y mirando de reojo a la pantalla de televisión, donde repetían momentos del partido, Guardiola, de 38 años, verbalizó los que son los pilares de su exitoso credo.
- El 'cómo' por encima del 'qué': "Dicen que las finales se ganan, no se juegan, pero yo no entiendo cómo se puede ganar sin jugar". Así hablaba Guardiola antes del 4-1 ante el Athletic. "Me ha gustado, sobre todo, el cómo hemos ganado, lo que hemos demostrado al mundo, a Cataluña y a España", completó tras el choque.
El Barcelona remontó cuando Xavi y Lionel Messi asumieron el mando y se apropiaron del balón, que empezó a circular a gran velocidad. Desde el portero, José Manuel Pinto, hasta los centrales, pasando por el centro del campo y hasta el área del equipo rival. Todo a velocidad de vértigo y con precisión. Estilo irrenunciable con los futbolistas más adecuados.
- Lionel Messi: "Nunca juega mal, estos partidos son los suyos, le encantan. Un jugador así no tiene precio. Hay que procurar que esté feliz, cuidarlo y mimarlo, que descanse para Roma". El técnico ha sabido entender al jugador, dándole la libertad que requiere su creatividad. El objetivo era que se divirtiera y eso está provocando que se convierta en el mejor jugador del mundo a sus 21 años.
Messi, sobresaliente en la final de Copa, lleva un total de 37 goles en toda la temporada. Es el máximo goleador del equipo. El miércoles marcó y ganó su primera final, la primera con el diez a la espalda y con un rol principal. El 27 de mayo en la capital italiana tendrá otra por el cetro de la Liga de Campeones y por demostrar en un duelo con el portugués Cristiano Ronaldo quién es el mejor.
- El grupo y los futbolistas, por encima de todo: "No es el partido de un jugador, es el partido de todos. Todo el año hemos demostrado carácter, tengo un grupo humano fantástico, son tan buenos". Guardiola rehúye el protagonismo, pese a que practicamente el mismo equipo no ganó nada la pasada temporada.
"El mérito es que tengo muy buenos jugadores. El fútbol es de ellos. El mérito es haber sido escogido. No hay que darle tanta importancia al entrenador", dijo el técnico, que asume que sus ideas "son de todos", tomadas de sus referentes: Cruyff, Louis van Gaal, Fabio Capello y Marcelo Bielsa, entre otros.
Todo el vestuario lo venera. La presencia de Pinto y de Bojan Krkic en la final por su trayectoria previa en la competición arroja un sentido de justicia muy valorado en el grupo. "Todo lo que hace está bien", comentó el arquero sobre el entrenador.
- Trabajo e intuición: "Qué tengo yo que ver en que Messi haga lo que haga con el balón. Yo puedo corregir posiciones o intuir algo. Yo lo que hago es trabajar, meter horas, horas y horas". Así explica la simbiosis entre jugadores y técnico. Los que le conocen hablan de su obsesión por ver videos y por estudiar a los rivales y de que ya llevaba un entrenador dentro cuando era futbolista.
Ante el Athletic comenzó las jugadas con los centrales muy abiertos y abajo, casi en el córner propio, para así desbaratar la presión del rival. En el 2-6 al Real Madrid, su estrategia de situar a Messi por el centro, entre el mediocampo y la defensa, fue trascendental y elogiada por Samuel Eto'o, sacrificado en una banda por el bien del equipo.
- Idealismo: "El ser humano es bueno". Así se referió a la modélica convivencia entre las dos aficiones en la final de la Copa del Rey. Pero también es una frase que resume su concepción del fútbol como espectáculo para disfrutar, como un deporte en el que la derrota no es un drama y la victoria no es lo único.
Su discurso se aleja de otros colegas, como el portugués Jose Mourinho, quien bien pudo haber ocupado el banquillo de Guardiola. La apuesta por Bojan, pese a su párvula cándidez, ante los rudos defensas del Athletic en una final es otra muestra de un credo exitoso. La confianza la pagó Krkic, de 18 años, con un gol.
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