"No es una final para nadie"

Míchel disputa su segundo derbi como entrenador del Sevilla y en su convencimiento sólo está la victoria. Por eso, no piensa en que un mal resultado puede empezar a poner al consejo entre la espada y la pared en caso de que la afición empiece a mostrar su descontento. El madrileño no ve el partido como una final. No es ésa la definifición, pero el Sevilla tampoco está para esperar mucho más.

"Para nadie es una final porque queda mucho. Entendemos que vamos a ganar y no nos planteamos ni pensamos en otra cosa. Es un pensamiento colectivo y soy de los que creen que el optimismo te lleva a la victoria. Así lo he llevado siempre, hasta en situaciones peores", explicó el ex mundialista, quien, por su experiencia como futbolista, sabe que los mensajes del técnico deben ser claros y ganadores, sin dejar lugar a la duda o a la inseguridad: "En los posibles descensos, yo con el Getafe siempre era el más optimista porque creía en ello. Si trasladas lo contrario, los jugadores te cazan enseguida".

Míchel, que ya perdió un derbi la pasada campaña, no quiere ni pensar cómo se tomaría la afición un nuevo varapalo. "El equipo tiene que ir de frente por la ciudad y por los aficionados. No se puede salir ante el Betis a ver qué pasa. Cuando no hemos especulado y hemos dado pasos adelante, el equipo ha sido reconocible. Cuando no, es vulgar. No podemos hacer eso en un partido como el de mañana", dijo, y recordó que un partido de estas características no precisa de una estimulación externa: "Si hay algún futbolista frío para este partido es que está muerto. La gente está suficientemente motivada y para el entrenador es una de las semanas en las que menos tiene que inventar. La intensidad en este partido es mucho mayor. No hay ninguna casa en Sevilla en la que no se hable del derbi. Si vas por el centro todos te dicen: ¡Vamos, mi Sevilla! Eso no pasa en Madrid ni cuando se juega un clásico. Me llama mucho la atención que la afición te transmita seguridad, que sepamos que va a estar siempre apoyando. Te da un sentimiento de responsabilidad óptima. Tenemos que ir, no nos queda otra. Es perdonable que los jugadores defrauden al entrenador, pero no a la afición".

El técnico fue interrogado por las duras palabras que dedicó al equipo en la sala de prensa de San Mamés. Allí puso en evidencia a algunos jugadores, sin nombrarlos, por su falta de interés y de profesionalidad. "Cuando yo me permito una pincelada de lo que dije en Bilbao es porque saben que estamos como estamos. Saben que son como mis hijos y que hay que decir las cosas como son. Por mucho que sean otros tiempos, cuando se representa esta camiseta no se puede salir como en San Mamés, empezando por el entrenador siempre. Sin hablarles de táctica, la puesta en escena fue distinta y queremos un equipo ambicioso, con carácter y que sea más cada día. En eso tenemos que ser firmes".

Sobre el rival, alabó el trabajo de Pepe Mel, pero aclaró que el Betis sufrirá en el Sánchez-Pizjuán. "¿Que el Betis viene a disfrutar? Yo lo que espero es que sufran. Disfrutar van a disfrutar poco. Si vienen relajados, encantado, pero no creo que eso suceda. Ellos saben qué clase de equipos somos nosotros. El bético es muy animoso, pero en nuestras declaraciones de esta semana no ponemos condicional. Vamos a ir. No hay otro camino", afirma.