Una final con mucho en juego
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Con Edney como novedad, el Cajasol viaja obligado a ganar en Murcia, donde Comas fue destituido hace dos años
Una victoria, seis derrotas. El balance del Cajasol en la Liga ACB es para que más de uno medite qué está haciendo. Directivos, jugadores, cuerpo técnico... No se trata de un único problema, sino un cúmulo de errores con muchos responsables que se pasan la pelota fuera de la pista, porque dentro, mucho esfuerzo y lucha pero los triunfos siguen sin llegar.
Ya no es suficiente darlo todo. El discurso está agotado desde el momento en el que la paciencia de los aficionados se ha acabado para quien deba se dé cuenta de que esto ya no es un bache, es una crisis. Por eso el choque en Murcia es una final en la que, además, hay mucho en juego.
Está en juego engancharse al tren de la Liga; volver a encarar los encuentros con confianza y recuperar el crédito perdido; y está en juego, quizá, un sitio en el banquillo. Los resultados no llegan y es más fácil cortarle la cabeza al entrenador que a 10 jugadores, ahora 11, que están muy por debajo del nivel que se espera de ellos.
Sin medias palabras, el encuentro con el CB Murcia, antepenúltimo en la clasificación, es a vida o muerte. Da pánico, miedo, vértigo, pensar en que los hispalenses sumen la séptima derrota, sobre todo si se cae ante un rival directo que abriría hueco en la clasificación. Porque se puede perder, pero no con la imagen que está ofreciendo este Cajasol. Da la sensación de que los jugadores, muy débiles psicológicamente, se hunden a las primeras de cambio. Nadie dudaba de que ganar al Tau era una misión complicada, pero de ahí a que casi el equipo saque los pañuelos blancos en señal de rendición para que los vitorianos levantasen el pie al final va un mundo.
La cuestión, precisamente, es que Comas, sobre quien ya pende la espada de Damocles, sea capaz de resucitar a un grupo muerto clínicamente y que necesita de una fuerte descarga para reaccionar. La descarga puede ser su destitución, la incorporación de Edney o ganar los dos próximos partidos, pero si nada se da y todo sigue igual la recuperación no llegará a tiempo. Ya la temporada pasada el relevo en el banquillo resultó un revulsivo y, por fortuna, se produjo a tiempo. Oriol Humet, director general cajista, no para de repetir que la directiva confía en el trabajo del técnico catalán... Pero la confianza en el deporte, sin resultados, se acaba, y por eso le dieron de plazo al actual entrenador hasta el choque con el Pamesa del próximo domingo, aunque antes está la final de Murcia, donde sólo cabe ganar para respirar algo.
En este Cajasol para ganar todo pasa por tener un día perfecto. Esto sólo ha pasado hasta ahora en Vistalegre. El rival al que rinden visita las huestes de Comas no tiene tanto nombre, pero lucha, sobre todo en su feudo, como el que más. Por eso, por una vez, y con la esperanza de que sirva de precedente, la defensa jugará un papel primordial. Quizás en esta ocasión los miles de sistemas practicados sí den resultado y se juegue a algo, pues, hasta ahora, sólo son cinco jugadores que en la cancha se pasan el balón y alguno, incluso, hace la guerra por su cuenta.
Defender es, entonces, el primer paso para atacar. Eso sí, vaya por delante que se enfrentan los dos peores equipos en defensa de la ACB y dos de los peores ataques -sólo por delante del Ricoh Manresa y el Iurbentia Bilbao, aunque éstos al menos se fajan atrás-, por lo que el partido puede moverse en cifras tan pobres como estratosféricas. Depende del día que tengan.
Para ello, Manolo Hussein no podrá contar con el base Gonzalo Martínez ni con el pívot Jesse Young, ambos con molestias en la espalda. Sí estará un viejo conocido, Slanina, con ánimos de revancha y que esta campaña ya fue ofrecido en Sevilla.
Así, agravar la crisis o ponerle un punto, final o seguido, ya se verá, depende de hoy. Edney ha viajado, pero ¿tan desesperado estará Comas como para hacerlo debutar con un único entrenamiento a sus espaldas? Quizá no sea desesperación, sino una solución de emergencia si los suyos siguen deambulando por el parqué sin jugar a nada y exasperando a propios y extraños que se preguntan cómo este equipo es colista. Fácil respuesta: porque es el peor de la Liga.
Para colmo de males, Murcia no es una plaza que traiga grandes recuerdos a Comas. Vale que la temporada pasada se lograse allí un triunfo decisivo, pero a nadie se le escapa que tras perder allí fue destituido en la 2006-2007. A ver si por una vez la historia no es cíclica.
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