"La final contra el Barça la tengo aún atravesada"
Javier Imbroda
Javier Imbroda fue entrenador del Caja San Fernando entre 1998 y 2001.
Vinculado al deporte en el Ayuntamiento de Málaga, Javier Imbroda hizo dos hombradas en su primera experiencia en el Caja San Fernando. Igualó a Petrovic -finalista de la Liga- y lo superó con la disputa por el título copero en Valencia, cuando se quedó a las puertas de alcanzarlo (98-99).
-¿Por qué decidió venir a Sevilla?
-Hablé con José Manuel Benedicto -gerente- y vi que había interés. Sentía que mi etapa en Málaga había terminado tras 14 temporadas entre Maristas y Unicaja. Acepté y estaba cerca de casa, aunque luego me di cuenta de que Sevilla se convirtió en mi hogar.
-Y fue un estreno feliz.
-Sin duda. Recuerdo que llegué con un contrato de tres temporadas, pero en la primera había una cláusula por la que si acabábamos entre los cinco últimos, el club podía cortarme. Venía de la experiencia de Maldonado, al que le firmaron tres antes, lo destituyeron y tuvieron que pagarle todo. Llegué a un equipo que casi iba a descencer, a un club con muchas dudas. Cuando terminó la primera vuelta, el equipo iba primero y la cláusula se anuló.
-El segundo no es siempre el primero de los derrotados, ¿no?
-El equipo se formó sobre un eje con Turner y Scott, con Mike Smith complementando, vino medio jubilado ya y lo rescaté, y algunos jóvenes. Aquello fue un sueño. Nos lo empezamos a creer cuando llevábamos un balance a favor de 8-0. Nos plantamos en la Copa del Rey de Valencia, ganamos al anfitrión y al Barça. No era un equipo diseñado para esas batallas, ni para competiciones europeas. En la segunda campaña estuvimos entre los primeros, compitiendo en Europa a buen nivel y en la Copa llegamos a semifinales. La tercera sí fue desgraciada, pero no puedo olvidar una etapa fantástica. Conseguimos hitos que siguen ahí.
-¿Era invencible el Barcelona?
-Aquella final la tengo un poco atravesada todavía. Aunque eran superiores, a nosotros nos temían, como todos los grandes de la ACB. Los miramos a todos cara a cara. Y la tengo atravesada porque jugamos el cuarto partido contra el Madrid el viernes y terminamos a las once o más, destrozados. La ACB nos obligó a jugar el primero el domingo a las 12:30. Fue una encerrona. No nos permitieron competir en las mismas condiciones.
-¿El mejor partido del curso?
-Hubo muchos. Recuerdo esa semifinal contra el Barcelona en la Copa, los doblegamos contra pronóstico. O el play off contra el Pamesa que ganamos por 3-2. O el 0-2 en Madrid en las semifinales.
-¿Qué jugador le impresionó más de aquella plantilla?
-Los líderes eran Turner, Smith y Díez. El que más me impactó fue Andre, aunque lo había padecido. Pero me encantó la confianza que adquirió Scott. Hizo un temporadón. Se lesionó en el cuarto partido en Valencia y el tío, con una rotura de fibras, jugó 15 minutos.
-¿Cuál fue el secreto del éxito?
-El equipo defendía hasta la extenuación. En ataque no era brillante, pero convertimos la defensa en una religión.
-¿Se integró bien en la ciudad?
-Perfectamente, fueron tres años maravillosos, voy cuando puedo y siento el cariño de la gente.
-¿En qué barrio vivía?
-En Los Remedios.
-¿Restaurante favorito?
-Le he dado mucho trabajo a la hostelería: la Montanera, Rogelio León y Casa Esteban.
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