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Por fin y en inmejorable escenario (1-2)

Liga Europa · cuartos de final

El Sevilla da un paso de gigante hacia las semifinales tras romper su mala racha fuera de casa remontando al Athletic de Bilbao con goles de Kolodziejczak e Iborra. Banega ve amarilla y se perderá la vuelta.

Foto: Gorka Baroja
A. Galiano

07 de abril 2016 - 20:34

Psicosis superada en el momento justo y en la plaza que mejor sabe. Sigue siendo imperdonable que el Sevilla lleve toda la temporada sin ganar lejos del Sánchez-Pizjuán en Liga y que hasta hoy, en cuartos de final, extendiera esa rémora en la Liga Europa. No tiene excusa pero ya escuece menos. Decía Emery con razón en la previa del partido ante el Athletic de Bilbao que el equipo debía de enorgullecerse de estar vivo aún en la tres competiciones, más allá de lamentarse por la nefasta racha como visitante. Para la Liga parece que el espabile llega tarde, con el Villarreal cuarto a nueve puntos, pero en la competición fetiche del club el despertar ha llegado a tiempo con un 1-2 en un campo tan difícil y encendido como el Nuevo San Mamés. Porque los de Emery han sido este jueves todo lo contrario que el resto de la temporada. Un equipo valiente, con personalidad, que ha sido capaz de remontar un tanto psicológico de Aduriz nada más comenzar la segunda parte. Un equipo que hasta ha tenido suerte para igualar en su peor momento penalizando un error garrafal del rival. Un equipo al que su entrenador ha aportado un cambio decisivo, el de Iborra, para llevarse el partido y media eliminatoria en el bolsillo. Un equipo en el que Fazio, muy desafortunado en las visitas del equipo, ha rendido y ha solventado bien la recomposición forzada en defensa por la lesión temprana de Tremoulinas. Y, sobre todo, un equipo que supera su depresión visitante y tiene muy encaminada su presencia por tercer año consecutivo en las semifinales de la Liga Europa, que tendrá que cerrar el Jueves de Feria en el Sánchez-Pizjuán.

Cara pocas veces vista este año como visitante la ofrecida por el Sevilla de inicio. La alineación habitual, con Krychowiak y N'Zonzi en el centro del campo (que han coincidido poco en los últimos meses por sus lesiones) y David Soria, como es habitual en la Liga Europa, en la puerta. Los de Emery salieron valientes, sin dejarse intimidar por la presión inicial del Athletic y por un Nuevo San Mamés hasta la bandera con ambiente de noche grande. Dominaron bajo la lluvia los primeros minutos de partido con seriedad en el medio y Banega al mando, hasta que un imprevisto minó ese gran comienzo. Lesión muscular de Tremoulinas en una carrera, Fazio, con sus dudas, al campo en el centro de la defensa y Kolodziejczak al lateral zurdo por la ausencia de cambios para dicha posición en el banquillo.

La sustitución forzada descolocó a los de Nervión, que cedieron terreno y la pelota a los locales. El central argentino se resbalaba en su primera intervención en su área y regaló alguna pelota en la salida, pero poco a poco fue entrando en el partido, al tiempo que el Sevilla retomaba el pulso. El síntoma más claro de recuperación lo representó un tiro lejanísimo de Banega que se estrelló en el palo tras una buena intervención abajo de Herrerín en el minuto 22.

El susto despertó a los locales, que al borde de la media hora respondieron con un mano a mano escorado a la derecha de Williams contra David Soria. Tapó bien y rápido el cancerbero y el rechace lo tiró por encima del larguero Muniain.

Esta acción acabó de abrir al intercambio de golpes el partido, hasta entonces intenso pero muy enmarañado en el centro. El colegiado no pitó una falta clara a Gameiro cerca de la línea lateral del área que parecía dentro y, poco después, Vitolo disfrutaba de la ocasión más importante del Sevilla en el primer acto. Un pase de Krohn-Dehli dejaba solo al canario ante Herrerín y éste detenía la vaselina con una salida rápida.

El Sevilla seguía insistiendo y el árbitro estaría mal otra vez en una caída, esta vez dentro del área, de Gameiro, que llegó antes a la pelota y fue derribado por detrás en la disputa. Le tocaba golpear ahora a los leones, pero a la madera. A la falta lateral botada por Beñat, le correspondió una mala salida de Soria y Aduriz se anticipó para estrellar su remate en el palo izquierdo de la meta sevillista. Era el minuto 40 y pasó poco más antes del descanso.

Casi sin tiempo para asentarse en el campo, a la vuelta del descanso, un centro de Muniain superó a toda la defensa visitante y Aduriz, que estaba con Coke en el segundo palo, hizo de cabeza el primero para el Athletic.

Enloqueció el Nuevo San Mamés y los vascos olieron sangre. David Soria evitó el segundo en un remate a la escuadra de Etxeita en los siguientes minutos de acoso local. Cosas del fútbol, Muniain, asistente en el tanto, metió al Sevilla en la eliminatoria cuando peor lo estaba pasando. Banega, avispado, intuyó la disparatada y corta sesión de cabeza del mediapunta en su área a Herrerín. El argentino se anticipó al portero y cedió la pelota atrás para que Kolodziejczak, que rondaba por allí por un córner previo, la alojara en las mallas con la zurda.

Misión cumplida. Gol en campo contrario, pero tocaba conservar el tesoro. El Sevilla pasó a controlar el encuentro y las acometidas de los locales, que quedaron noqueados. Banega vio la amarilla que le priva de la vuelta. Emery, que antes había introducido a Konoplyanka por Krohn-Dehli en busca de más velocidad, dio entonces otro giro al plan cambiando al cerebro argentino por Iborra para, en teoría, jugar más directo en busca de la segunda jugada.

El Sevilla ganó cuerpo y el segundo gol se olía en cada contra. El linier levantó la bandera a Gameiro en posición muy ajustada cuando se quedaba delante del meta. No la alzó en cambio en una contra de libro armada por Konoplyanka y Gameiro que el francés filtró por dentro para que Iborra, también en posición ajustada, pero algo adelantado, empujara a portería cuando parecía querer controlar.

El tanto acabó de hundir al Athletic, al que le fallaron fuerzas para buscar el empate y al que el Sevilla incluso pudo hacer el tercero de estar más atinado para sentenciar el pase a semifinales. El resultado no se movió y los de Emery, ya sin un gran peso encima, deberán de cerrar la eliminatoria en el Sánchez-Pizjuán en otro Jueves de Feria que puede quedar en la memoria sevillista.

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