En fatiga también es letal

Síntomas de cansancio -muscular, sobre todo- y la tentación de pensar en otros frentes no desmerecen a un equipo capaz de aniquilar a cualquiera.

En fatiga también es letal
En fatiga también es letal

24 de abril 2016 - 05:02

Los corazones están divididos. Eufóricos y eternos descontentos conviven en la fauna de aficionados sevillistas. Ateniéndonos a los números, el equipo se le ha caído a Emery, pero hay indicios para pensar que se trata de una apreciación ficticia. Un punto de quince posibles, un empate y cuatro derrotas en los últimos cinco partidos ligueros, a las que se le uniría una más si se añade el triunfo del Athletic que forzó la prórroga en los cuartos de la Europa League... El Sevilla se encuentra en su fase más complicada de la temporada -si exceptuamos un pésimo arranque que lo llevó a estar dos jornadas colista-, pero tiene dos razones poderosas para levantar cabeza en cualquier momento, al margen de calidad para apretar en cuanto sea necesario. Porque eso sí lo tienen los pupilos del entrenador vasco pese a la indolencia que han demostrado fuera de casa, donde no han logrado vencer a ningún rival hasta el momento en la Liga.

Los últimos resultados, unidos a lesiones por fatiga muscular, ha hecho a muchos bajar de sopetón el listón que creían justo para una plantilla que se subió a la historia por la inversión realizada. La segunda línea no fue jamás como la primera, pero no porque lo dijera Monchi, sino porque en el reparto de esfuerzo cada uno se puso en su sitio. Ello provocó que para llegar hasta donde está, el gran peso haya recaído en los mismos, de ahí que Emery deba seleccionar muy bien cuando reparte camisetas.

SIN BALÓN

Uno de los hándicaps en esta temporada ha sido una notable pérdida de agresividad. Puesto más de manifiesto como visitante, este déficit a veces no le permite recuperar el balón a tiempo ni en zonas de ataque como hacía otros años con Mbia, por ejemplo. Tampoco la gestión de las transiciones ataque-defensa han sido las mismas de los buenos tiempos de Krychowiak, un jugador poderoso en estos lances que tras jugarlo todo al principio no está demasiado fino tras su lesión. Y por ahí puede andar una de las claves de la caída.

CON BALÓN

El dibujo cambia en el momento en el que, en salida de balón, se abren los centrales casi a posición de lateral para que uno de los pivotes, generalmente Krychowiak pero también Cristóforo, N'Zonzi o Banega, acudan a la media luna. Los laterales son ya extremos y éstos, interiores por dentro o esperando el desdoblamiento de aquéllos. En la zona de finalización, Emery plantea un reajuste en muchos partidos con dos delanteros si Iborra acompaña a Gameiro o a Llorente. Si se decide por tirar de sus mejores hombres, la función de Krohn-Dehli se antoja fundamental como falso extremo izquierdo, desde donde ayuda a N'Zonzi y Banega a mantener la posesión y a hacer bascular al rival para que se abran los huecos. La identidad del punta elegido también condiciona el tipo de ataque, ya que aunque Gameiro se adapta a ambos estilos, su potencia con espacios y su habilidad para vivir al límite del fuera de juego animan a Emery a recurrir a él cuando le interesa a registros que conceden terreno y balón a los adversarios.

LO MEJOR

Hasta en fatiga -como se llama a forzar el músculo en un entrenamiento cuando no ha tenido una recuperación completa entre serie y serie- es un equipo con muchos registros y letal ante cualquiera.

LO PEOR

Cierta debilidad mental y la tentación de pensar en otras cosas.

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