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La euforía por la selección recorre España

Final. Holanda-España

Cataluña y el País Vasco también se visten de rojo. Los independentistas están inquietos ante el sentimiento patriótico que despierta la selección.

La euforía por la selección recorre España
Sara Barderas Y Pablo Sanguinetti (Dpa)

09 de julio 2010 - 18:19

Euforia, banderas y sentimiento patrio. La actuación de la selección de España en el Mundial de Sudáfrica 2010 ha disparado la autoestima de los españoles, cercenada en los últimos meses por una crisis económica de la que el país no remonta y que deja datos escalofriantes como una tasa de desempleo del 20 por ciento.

La victoria del equipo de Vicente Del Bosque frente a Alemania en la semifinal lanzó a miles de seguidores a la calle para festejar la gesta por todo lo alto. Y ante la primera final de un Mundial que jugará España, el próximo domingo contra Holanda en Johannesburgo, en el país no se habla de otra cosa, al ritmo de cánticos orgullosos como "¡Podemos!" y "¡Yo soy español, español, español!". El ansia de triunfo ha desplazado a la crisis económica y la criticada reforma laboral de José Luis Rodríguez Zapatero.

"Gracias por hacerme olvidar por un rato que no tengo trabajo". Un oyente pedía esta semana al conductor de uno de los programas de radio matutinos más escuchados que transmitiese su agradecimiento a los jugadores de la selección cuando tuviera oportunidad. "Nada cambia en la vida real de las personas, no digamos en la de un país, por ganar o perder un Mundial de fútbol. Nos seguirá yendo igual de bien o de mal pase lo que pase. Pero las alegrías simbólicas no son nada desdeñables, y el ánimo de un país puede mejorar, misteriosamente, por un acontecimiento así", dijo este viernes el reconocido escritor Javier Marías, un gran aficionado al fútbol.

Y si España vence a Holanda en Johannesburgo hay incluso quien espera un aumento del producto interior bruto. "Habrá sin duda que hacer una revisión al alza" de la previsión del crecimiento económico, dijo el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián. Unas declaraciones tomadas por algunos como una broma, pero que se basan en estudios económicos que corroboran que ganar un Mundial hace subir la economía. Y a España le hace falta.

Los apoyos al equipo nacional se han ido multiplicado en los últimos días. Y un sentimiento patrio en torno a la selección se deja ver ya sin los complejos arrastrados durante décadas. En un país en el que por razones históricas la bandera ha sido identificada siempre con la derecha, incluso con la ultraderecha antisistema, las calles muestran ahora balcones engalanados con la enseña rojigualda en apoyo de la selección.

La enseña nacional ha aparecido incluso en Cataluña, donde los nacionalistas están revueltos estos días por el recorte de su Estatuto de Autonomía por parte del Tribunal Constitucional. "Acabará habiendo más banderas españolas que senyeres -la bandera regional catalana- en los balcones por el Mundial de fútbol", se quejó el independentista Josep Lluis Carod-Rovira, vicepresidente del gobierno catalán. Es la otra cara de la moneda. Porque cuando España juegue el próximo domingo contra Holanda, un sector de su población seguirá el partido esperando la derrota de los de Del Bosque.

Las tendencias separatistas, fuertes en el País Vasco y Cataluña, chocan de plano contra lo que la selección de fútbol está despertando en el resto del país: un equipo para todos y euforia en las calles por un éxito nacional. "El nacionalismo catalán, inquieto ante el tirón de la selección", titulaba este viernes en portada El Mundo, diario especialmente crítico con los separatistas. La emisión de la semifinal contra Alemania alcanzó una audiencia récord en Cataluña, pero el tabú español sigue vigente allí. Al menos así lo creyó Jorge Lorenzo, el español que lidera el Mundial de Moto GP, antes de correr en el circuito catalán de Montmeló: "Muchos me han pedido que salga con la camiseta de la selección" si ganaba, escribió en su Twitter, "pero aquí en Cataluña es complicado salir con ella. No quiero problemas".

El caso de Cataluña tiene una particularidad: los jugadores clave de la selección española son del Barcelona (Xavi, Iniesta, Puyol, Busquets, ahora incluso Villa) y el juego de ambos equipos se parece. El arquero de la selección, Iker Casillas, contó que el plantel se reparte en dos mesas a la hora de comer: "una para los catalufos y otra para el resto". Casillas, capitán y referencia del equipo, quería mostrar así el buen rollo en el equipo. Pero no todos lo viven así. "El Barça está ganando el Mundial, y eso la caverna (los medios españoles) no lo soporta", señaló Joan Laporta, que presidió el Barcelona hasta la semana pasada y que ahora prepara su incursión en la política.

En el País Vasco la selección inspira incluso menos adhesiones. El presidente del nacionalista PNV, Íñigo Urkullu, lo dejó claro el jueves cuando le preguntaron si apoyaría a España o a Holanda en la final: "Con el debido respeto", respondió, "a ninguno de los dos". El dirigente del PNV, partido que gobernó hasta hace poco la región, agregó que sólo apoyaría a "la selección de Euskadi" si la dejaran competir. Los lectores del diario Deia coincidieron con Urkullu: en una encuesta online que preguntaba "¿Quieres que España gane el Mundial?", cerca del 70 por ciento respondió que no.

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