De euforia a crisis en 40 días

De Tiflis a Las Palmas, con el único paréntesis del triunfo en Champions, el sevillismo vive atónito la involución de su equipo y señala hasta a Emery.

De euforia a crisis en 40 días
De euforia a crisis en 40 días
Jesús Alba, Sevilla

25 de septiembre 2015 - 05:02

Estamos en una tierra en la que los extremos jamás se tocan. O es blanco o es negro. Nada de grises. Pero la realidad es otra, o debería serlo. Ni los jugadores del Sevilla 15-16 son tan malos como parecen ahora que soportan el bochorno de verse colistas en la tabla ni eran tan buenos cuando a mediados del mes de agosto ofrecieron un espectáculo en la segunda parte de la Supercopa de Europa disputada ante el Barcelona en la capital de Georgia.

Aquel día el sevillismo, pese a la derrota en un partidazo cargado de emoción que sólo decantó para los azulgrana la magia de Messi (5-4), se acostó frotándose las manos pensando en lo que el Sevilla de Emery podía conseguir en el año de su mayor inversión económica, personalizada sobre todo en una millonaria renovación del técnico y las incorporaciones de estrellas mundiales como Konoplyanka y (entonces aún no estaba cerrado pero se rumoreaba ya su llegada) Fernando Llorente. Había quien hablaba, entre loas a la planificación y a la pericia de Monchi en el mercado, incluso de discutirle el título de Liga a Madrid y Barça con un poco de suerte, mientras -por qué no?- también se dejaba volar la imaginación en una competición del lustre de la Champions.

¿Qué ha pasado entonces para que el aficionado nervionense no dé crédito a lo que muestra la clasificación y al ver comportarse a su equipo ante rivales como Málaga, Levante, Celta o Las Palmas?

Plaga de lesiones

No hay por qué esconderlo. A las bajas hay que darles la importancia que tienen, ni más ni menos. Ni se puede dramatizar por ellas ni dejarlas pasar por alto. En las últimas semanas el foco está puesto en otras cuestiones, pero las lesiones están ahí, siguen estando ahí... casi todas concentradas en los mismos puestos y sin dar tregua al cuerpo técnico, que ve cómo se le siguen cayendo jugadores partido a partido. La acumulación en el centro de la defensa ha condicionado mucho el arranque de temporada. A Pareja (aunque con su baja se contaba), se unieron primero las víctimas de la salmonelosis, Rami, Kolodziejckac y N'Zonzi, cayendo luego el primero en una lesión más futbolística, muscular. Después fueron Beto, Tremoulinas -aunque volvió el miércoles-, Banega, los amagos musculares de Vitolo y sin olvidar al todavía inédito Escudero. Por último, los contratiempos de extraña naturaleza que no se han terminado de aclarar. Kakuta sufrió, oficialmente, un cólico nefrítico en pleno partido para sorprender ayer con tres semanas más por una rotura muscular en la zona de la cadera, Konoplyanka y Mariano se quedaron fuera por una gastroenteritis casi antes de empezar el calentamiento en Las Palmas y Cristóforo debía ser ingresado con fiebre, algo calificado de "normal" por el cansancio tras un partido de 59 minutos con tanto tiempo sin competir.

Fichajes a los que se espera

Mientras en muchos foros se ensalza el nivel de la plantilla que Emery tiene a su cargo, el entrenador no las tiene todas consigo viendo la aportación de algunos jugadores de los que se esperaba -la verdad- mucho más. El técnico, cuyo éxito se ha apoyado siempre en la aportación ofensiva de los laterales, ha visto cortada sus alas sin Aleix Vidal. En la izquierda tiene a Escudero sin poder debutar y a Tremoulinas a un nivel muy bajo con la rodilla alerta, mientras que en la derecha la decepción con Mariano ha llegado por su físico. Ello ha convertido a Coke en el único jugador que sorprende (en Las Palmas fue el más incisivo), pero por las bajas también ha tenido que apagar otros fuegos, como en el centro de la defensa o en el lateral izquierdo ante el Celta.

Más arriba, Konoplyanka y Kakuta después de dos meses aquí parecen estar aún en proceso de adaptación y llegan a ser casos preocupantes, en especial el ucraniano por su coste y por el esfuerzo que ha obligado a hacer, con la llegada incluso de un ayudante al cuerpo técnico para su aclimatación (Cheryshev). Por el idioma, por la filosofía, por la mayor exigencia de la Liga, por lo que le pide Emery a los jugadores de banda... Konoplyanka ahora mismo no suma lo que debiera, pareciéndose su situación en el equipo a la de Deulofeu la pasada campaña.

El efecto Llorente

Lógicamente, con derrotas todas las deficiencias se ven mejor y se discute cualquier decisión del entrenador. Por lo que quiera que sea, la presencia de Llorente (que siempre salió con ganas) condicionó el juego, aunque la afición se quejó de que cuando el equipo consigue sacar centros al área el riojano no está en el campo. Y al revés, que cuando juega, no llegan balones desde los costados.

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