La española Queralt Castellet, medalla de plata en 'Halfpipe' de snowboard en los Juegos de Invierno de Pekín
Juegos de Invierno de Pekín
La 'rider' catalana estrena el medallero de la delegación española.
El español Javier Lliso, sexto y diploma en Big Air , que ganó el noruego Ruud
La rider catalana Queralt Castellet logró este jueves el mayor éxito de su carrera al conquistar la medalla de plata en la prueba de Halfpipe del snowboard de los Juegos Olímpicos de Invierno que se están disputando en Pekín, estrenando además el medallero de la delegación española en la cita.
La de Sabadell, abanderada junto a Ander Mirambell en la Ceremonia de Inauguración, saldó quizá la deuda que tenía con este evento. Considerada una de las mejores de la especialidad y ya despuntando desde muy joven, la gloria olímpica le llegó en sus quintos Juegos, donde pudo añadir lo único que le faltaba ya a un gran palmarés gracias a una segunda magnífica ronda (90.25). Sólo fue superada por la inalcanzable estadounidense Chloe Kim (94.00), mientras que la japonesa Sena Tomita fue bronce (88.25).
17 podios en la Copa del Mundo, dos medallas en Mundiales (plata en 2015 y bronce en 2021) y éxitos en los prestigiosos X-Games (dos platas y un oro) relucían en el historial de la vallesana, que era una de las candidatas a subir al podio en este día en el Secret Garden por su gran estado de forma, aunque ya había advertido que el nivel era muy alto.
La rider, de 32 años, dio a España su quinta medalla en una cita olímpica invernal, la primera de color plateado y la segunda de una deportista femenina, prácticamente 30 años después del bronce en eslalon de Blanca Fernández Ochoa en Albertville'92.
El esquiador Francisco Fernández Ochoa (oro en Sapporo'72), el patinador Javier Fernández (bronce en Pyeongchang 2018) y el rider Regino Hernández (bronce en Pyeongchang 2018) son los otros nombres que figuran en el pequeño palmarés nacional de estos Juegos, aunque el deporte español ya lleva dos citas consecutivas aportando alguna presea, algo también inédito.
La española confirmó la progresión que había iniciado desde su estreno en Turín 2006 cuando debutó siendo una niña todavía (16 años). Poco a poco fue escalando y pese a ser candidata ya en Sochi en 2014 y, sobre todo, en Pyeonchang, donde sólo pudo ser séptima, nunca se rindió y continuó batallando, como también lo había hecho a nivel personal.
La final de Halfpipe prometía ser de muy alto nivel y la propia Castellet ya había recalcado que las doce finalistas tenían calidad para pelear por el podio, aunque, más allá de la estadounidense Chloe Kim, gran favorita, las japonesas y las chinas parecían las mayores amenazas.
La de Sabadell se había metido con una calificación solvente en la cuarta posición y el inicio de su cuarta final olímpica no fue el mejor. No sólo porque en su primera manga no logró firmar una gran puntuación (69.25) sino porque, con Kim en plan estelar (94.00) para ya asegurarse su segundo oro olímpico consecutivo, la nipona Sena Tomita (86.00) y la local Xuetong Cai (81.25) ya obligaban a tomar más riesgos.
Mete presión a sus rivales
Y la rider catalana aceptó la apuesta con una segunda manga magnífica, donde demostró su madurez y la experiencia que le daba el ser la mayor de las finalistas. Con seguridad y ofreciendo sus mejores 'trucos', cambió su gesto respecto a minutos antes y su sonrisa pudo por fin aparecer con unos espectaculares 90.25 puntos que le aupaban de la séptima posición a la plata provisional y que le hacían tocar con la yema de los dedos la medalla.
Quedaba la última manga y la española logró trasladar los nervios y la presión a sus principales rivales. La subcampeona en 2018, la china Jiayu Liu, estuvo lejos de su mejor nivel y ni se le acercó, mientras que las hermanas Tomita, Ruki, también quedaba descartada, y Sena 'ayudaba' con un fallo en su bajada.
La española tampoco pudo mejorar (78.25) y ya sólo le tocaba esperar a lo que hicieran Xuetong Cai y la japonesa Mitsuki Oni, segunda en la calificación. La china se quedó en 75.00 puntos y le aseguró ya a la catalana el bronce como mínimo, y la japonesa fallaba en una aterrizaje para confirmar a la vallesana su merecida plata y la entrada en la historia olímpica invernal española.
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