"Ser entrenador del Sevilla es un momento dulce eterno"
Unai Emery. Entrenador del Sevilla F.C.
Emery disfruta sus días más felices en Nervión con una resaca de éxito que usa para reinventarse. No se acuerda de las críticas que precedieron a los elogios y lamenta el fichaje frustrado de uno de sus preferidos, el croata Badelj.
Saboreó la miel no hace mucho, días en los que recibía palmadas de los mismos que le habían dado a probar la pimienta. Unai Emery Etxegoien (2-11-71, Fuenterrabía) cumple su tercer ciclo en el Sevilla -segunda pretemporada- con la energía y la capacidad que tienen los entrenadores para enterrar el pasado. Las críticas no le han dejado heridas, como tampoco ha perdido el contacto con el suelo con los éxitos de mayo. Ha ganado un título europeo, puede ganar otro y charla de la ilusión que le genera un nuevo proyecto. Se abre hablando de fútbol y ahí no hay guión (las mejores entrevistas son las que no siguen uno), ni siquiera a la espera de refuerzos, capítulo en el que desvela y lamenta la frustrada negociación con uno de sus preferidos para organizar el juego, el croata Milan Badelj (Hamburgo).
-Empezamos con exigencias. A un entrenador que ha ganado un título se le sube el listón.
-Ser entrenador ya es complicado. Cada nueva temporada es un reto y las dificultades son las que son, más en estos niveles donde tus decisiones están expuestas a muchos ojos y donde todos tienen esa parte de entrenador dentro, con las cosas que les gustaría a hacer. Pero la realidad es que es difícil que coincidan con la del entrenador.
-No coinciden ni los entrenadores entre sí…
-Sí (sonríe), ni los entrenadores coincidimos. Yo lo que sí puedo decir es que estoy muy contento aquí y soy muy afortunado de entrenar al Sevilla y de tener un gran grupo de trabajo. La dirección deportiva y el consejo están cerca y luego tengo un cuerpo técnico del que recibo una credibilidad muy alta. Hacemos un buen trabajo y cuando eso se da estás más cerca de que las cosas salgan bien. Luego están las exigencias…
-Por eso. El regusto final ha sido dulce y la aficion se acostumba.
-Yo creo más en el camino, en el proceso que se crea. Al final uno no está diez meses esperando al último partido, que en este caso podía ser el de Turín. Hay que disfrutar de las vivencias de ese camino hasta llegar ahí. Tenemos que estar constantemente reilusionándonos y la primera parte para ello es olvidarnos del pasado. No podemos vivir de eso, se ha disfrutado, pero se archiva y se ha acabado. Toca pensar en lo que viene. Y además en un club como el Sevilla, que es un equipo top pero que también tiene que ir constantemente reseteando jugadores. De todas formas, que salgan jugadores es positivo porque es señal de que se han hecho las cosas bien. Por eso, otra vez nuestra meta es hacer otro equipo competitivo, que ilusione en las tres competiciones, que esté en Europa, que además de todo eso sea candidato a tener opciones de disputar algún título, a poder ser que estemos en los cuatro primeros puestos en la Liga… y ésa es nuestra ilusión. Tener miras altas pero sin obligación. El Sevilla no puede partir de favorito para ganar la Europa League, ni la Copa, ni la Liga, pero sí ser candidato.
-Y en esos diez meses que refiere han pasado cosas y no todas agradables para Emery, al que se le ha discutido de todo, y aquí nos metemos todos, yo el primero.
-Pero son momentos de entrenador. Yo internamente, no los vivo en esa tesitura de la crítica. Los vivo más en una tesitura de aprendizaje, de seguir formándome. Y sobre todo tener la capacidad de ir reconstruyendo, cogiendo unos caminos que a la vez te den otros caminos, no cerrándote… Y todo eso lo hago con mi entorno cercano de trabajo, donde analizamos cada partido, cada entrenamiento, cada situación y donde lógicamente unos resultados favorables nos dan un credibilidad hacia fuera. Lo contrario te la quita, pero eso es parte de nuestro trabajo y hay que llevarlo dentro y saber llevarlo, porque en el momento que no sepas ya no tienes la capacidad para dirigir el grupo, para que los técnicos estén unidos y que ellos crean en lo que hacen y lo que yo propongo, que los jugadores crean en lo que proponemos nosotros…
-Usted mismo lo ha referido. Ha tenido el apoyo diario del director deportivo, del presidente… ¿La soledad del entrenador existe?
-La soledad del entrenador está todos los días. Tener el apoyo de Monchi, de Óscar (Arias), de tus técnicos... te permite llevar mejor la soledad del momento que tienes que tomar la última decisión. Pero cuando llegan malos tiempos el entrenador tiene reflexiones en las que se aísla, a veces son de un minuto y otras veces de dos horas. Y eso uno lo tiene que llevar de manera natural.
-Recuerdo un momento en el que tuvo que aceptar en una rueda de prensa como "normal" que se hablara de Caparrós en esta ciudad. ¿Es Sevilla una plaza en la que hace falta un pequeño chispazo para poder entrar de lleno en el corazón de la gente?
-Estamos hablando de algo grande. Yo soy superafortunado de estar en un club en el que a muchos les gustaría estar. Pero esa situación la he vivido en Almería. Allí he perdido tres partidos y estaba ya el nombre de un entrenador en los periódicos. En Valencia en cuatro años lo he vivido constantemente, en el Spartak al final hubo un cambio de entrenador y en el Sevilla también lo he vivido. Mi experiencia anterior me dice que eso es una parte que está conmigo. Y no tengo que pararme en eso, sino verlo como algo natural que va paralelo a mi trabajo. En momentos menos dulces, saber que es una parte. Aunque ser entrenador del Sevilla es un momento dulce eterno. Una frase que utilizo desde hace tiempo es que en mi pueblo está muy extendido el remo, la trainera, ¿no?, que es donde remas. Pues ahí lo único que tienes que hacer es tirar para delante, o sea, remar, no pararte. Y eso es lo que procuro hacer, seguir.
-Y seguir es un nuevo curso. Y hay que ilusionarse sin Rakitic.
-Si algo aquí tiene una credibilidad grande es la dirección deportiva. Se han ido jugadores que han dejado ingresos importantes y se ha sabido organizar otra vez un nuevo equipo con futbolistas que vienen con menos nombre del que luego adquieren en el Sevilla. Y un ejemplo ha sido el propio Rakitic. Vino un buen futbolista y se ha ido un muy buen futbolista. De ese proceso tenemos que estar satisfechos todos los que hemos convivido con él. Dentro de no querer que salga, su venta es una alegría en la medida de que es un triunfo de los que hemos estado con él. Ahora, igual. Jugadores que vengan o que ya estén aquí y que den un paso.
-Sí es cierto que su figura condicionaba mucho el juego. Por todo lo que aunaba, pero sobre todo por la posesión de balón.
-Sí, pero mira, yo cuando llegué había un tridente que estaba creciendo mucho, que formaban Medel, Kondogbia y Rakitic y cuando acabó la temporada dije: bueno, si tienen que salir Negredo o Navas, lo que veía importante que se mantuviese era el triángulo. Al final, todo fue una brutalidad, 14 millones por Medel, 20 por Kondogbia… tuvimos que recomponerlo todo con jugadores diferentes como Carriço, Iborra o M'Bia. Rakitic aunaba un poco de todo, ese jugador capaz de construir, de dar el último pase y de llegar. Todo no podía hacerlo. Había días que necesitaba que hiciera unas cosas y otros, otras. Construimos un equipo desde la posesión, a menos posesión y más compacto y también nos dio frutos. Mi filosofía es tener la posesión más que el rival, ser capaz de presionarlo cerca de su portería y con esa superioridad ser mejor que el rival. Si no puedo tener más posesión, la reduciré; si no puedo presionar arriba, pues más abajo, y si no puedo individual o colectivamente ser superior al rival, tendré que estar más junto. Y eso hicimos.
-Con lo que ha venido hasta ahora, ¿qué se ha buscado?
-Aleix Vidal es un jugador que va al espacio y Denis va más al pie. Al final queremos tener la capacidad de jugadores que puedan jugar en fase combinativa, Suárez, Vitolo, Reyes, pero también necesitábamos gente que fuese a la búsqueda de la espalda, tenemos a Gameiro, Bacca y Iago y Aleix en banda. Hemos buscado perfiles diferentes para diferentes situaciones.
-¿Y en el medio?
-Con la salida de M'Bia y Rakitic, ahí necesitamos jugadores. Tenemos a Carriço, Iborra y a Trochowski tenemos que verlo este verano, como a Luismi y Cotán. Krychowiak es un jugador interesante, que ha pasado todos los filtros y que nos puede ayudar y nos falta otro. Hablamos de un jugador, Badelj, que nos gustaba y que nos daba posesión, pero no pudo ser por diferencias económicas.
-En esa zona no se puede fallar.
-Se acierta con paciencia, no con prisas y tenemos que acertar. Pero el Sevilla está preparado para eso. El año pasado Monchi me habló de M'Bia, que yo lo recordaba del Marsella pero tampoco tenía la información de cómo estaba, y fue todo un acierto. Estoy tranquilo.
-Ha dicho que hace un año se le cayó el triángulo. El técnico en verano vive con las carnes abiertas.
-Estoy muy contento con que se quede Alberto, que creo que se va a quedar. Es joven y tiene un margen de mejora grande. Su irrupción fue muy fuerte y luego su mantenimiento, irregular, pero también es parte de nuestro trabajo que se asiente. Si luego por lo que sea, sale, habrá que asumirlo.
-Pero preocuparía menos al no ser de la columna vertebral. ¿Y Fazio o algún delantero?
-Estas situaciones se dan. También se dio lo de Coke, que no es malo que el Marsella quiera a Coke. Es otro ejemplo, vino del Rayo y su progresión aquí ha sido muy grande. A Fazio lo vemos muy implicado, cada vez más entendido por todos porque generaba ciertas dudas. Tenemos que reforzar toda esa mejoría y su capacidad de liderazgo tras lo de Rakitic. Pero lo veo implicado y no creo que salga.
-Al final lleva razón, casi nadie se quiere ir del Sevilla. Ni usted.
-Hay dos maneras de irse uno de un sitio, cuando no te quieren o cuando te quieren en otro lado y puedes dar un paso más, como es el caso de Rakitic. Pero en el Sevilla se está bien, es un club que te da posibilidades de competir, que te da la opción de jugar en Europa y en este caso hasta de conseguir un título. Estando aquí uno siente que está en la élite, hay unas exigencias que te hacen crecer porque convives con situaciones extremas, como lo que supone ganar un título o caer en la Copa. Te expones a situaciones de adrenalina.
-En su caso, qué le llevó a decir no un gigante como el Milan.
-Tras la final de Turín hubo un contacto directo, pero tenía pactada ya la continuidad. Tenían que darse unas circunstancias y no rompo mi palabra así porque sí. Era una buena oportunidad para mí, pero no me parecía dejar así a la gente que me había demostrado confianza en momentos duros, como Monchi y el presidente. Tras varias conversaciones, dije, mira, no es el momento.
-¿Ve difícil lograr lo que hizo el Atlético. ¿Está lejos aún de eso?
-No podemos llevarnos a engaño. Podemos compararnos, pero si la comparación nos va a llevar a una frustración, mejor no. Podemos luchar por un título con el Madrid y ganarle a un partido. En la historia de la Liga ha habido momentos en que irrumpieron la Real, el Athletic, el Dépor, el Valencia, el Atlético y algún día puede irrumpir el Sevilla, pero no es fácil. Las distancias se han ampliado. Y luego el Atlético, aparte de su mérito, sigue siendo el tercer club de España. Este año llega a los 70.000 socios, está en Madrid con lo que conlleva y hasta en crisis maneja un presupuesto superior al nuestro. Estoy seguro de que el Sevilla, no sé si dentro de mucho o de poco, ganará otra vez la Liga y estará otra vez por delante del Atlético. Esto último no podemos descartarlo este año haciendo bien las cosas y si ellos no mantienen el nivel.
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