Más enemigo que el Barça
El Sevilla de Emery ha demostrado que puede hacer daño al equipo azulgrana, en horas bajas tras perder el liderato. Dejó una buena imagen en el Camp Nou, pero genera desconfianza.
A lo mejor a principios de temporada, o hace sólo unos meses, es algo que ni por asomo podía pensarse, pero ante la visita del todopoderoso y siempre temido Barcelona al Ramón Sánchez-Pizjuán, por una vez puede uno preguntarse quién es un enemigo más peligroso para el Sevilla, si el equipo del Tata Martino o el propio Sevilla.
El cuadro azulgrana, visitante el próximo domingo al coliseo de Eduardo Dato (21:00) no llega a Nervión precisamente en su mejor momento. Con el liderato perdido esta semana en favor del Atlético de Madrid y habiendo sucumbido por primera vez en un partido en casa esta temporada, no puede decirse que el Barça rezuma en este momento sensaciones de adversario invencible como otras veces. Y si el Valencia, un equipo que está por debajo del Sevilla en la tabla clasificatoria, pudo profanar el pasado sábado el templo del Camp Nou, ya en la primera vuelta pudo hacerlo, sin ir más lejos, el propio Sevilla.
La visita de los Messi, Xavi, Iniesta, Daniel, etcétera... daría pie a mucha más literatura si el equipo de Emery hubiera mantenido su buena racha de los dos últimos meses antes del sonado tropiezo ante el Levante y la dolorosa derrota en Málaga. Borren eso y se encontrarían con un Sevilla que afrontaría el choque con un Sánchez-Pizjuán a rebosar después de haber arrancado un punto en su estadio al mismísimo Atlético de Simeone, con todos los foros eufóricos por el puñetazo de Fazio al abdomen de Diego Costa y acercándose a los puestos europeos con paso firme ante un Barcelona titubeante, en su peor momento moral al perder la primera plaza y con Messi en el nivel más bajo que se le recuerda.
Pero no es así. Aunque este Sevilla es muy capaz por su irregularidad de cambiar de imagen en cualquier momento (y mucho más en un partido de estas características, con un componente de motivación extra y con la grada a favor), el sevillismo se encuentra precisamente esta semana en un punto de absoluta desconfianza en sus jugadores y su entrenador.
También porque el comportamiento del equipo dirigido por Emery ha dado pie a ello. Con el técnico de Fuenterrabía otra vez discutido por el planteamiento inicial elegido en La Rosaleda y el desarrollo posterior del esquema y gestión de los cambios, no genera optimismo precisamente de cara a la visita del siempre potente conjunto azulgrana.
Se demuestra entonces que el Sevilla es el peor enemigo para sí mismo. Los de Emery evidenciaron en la primera vuelta que pueden plantar cara a cualquier rival y en cualquier escenario. En un choque que se recordará por un gran arreón final que logró igualar un claro 2-0 a favor del Barça y por un gol legal anulado a Cala, todo lo bueno que había hecho con dos goles de Rakitic y Coke se esfumó con el tiempo de prolongación incluso ya cumplido en aquella jugada de Messi que quizá no defendió correctamente Alberto Moreno. Pero el Sevilla, si bien en la primera parte había estado demasiado al pairo del ataque culé y amparado en el buen partido del lebrijano y Beto, dejó en la retina de los aficionados unos 20 minutos de juego descarado y posesión de balón en el mismísimo Camp Nou que hizo temblar la confianza del Barça. Las largas conduciones de Vitolo, la omnipresencia de Rakitic... hicieron mucho daño en este tramo final en el que, con el 2-2, el Sevilla tuvo ocasiones para haber marcado, con alguna opción de Marko Marin y de Gameiro.
Todo eso, junto con la reciente victoria del Valencia, hace pensar que el Sevilla podría perfectamente ganarle al Barça el próximo domingo. Si pone intensidad, si la afición se vuelca, si aparece la mejor versión de Rakitic... hay muchas posibilidades porque el Sevilla ha demostrado que cuando genera fútbol puede ser un equipo arrollador. Y también es este grupo muy dado a cambios de imagen en el momento más inesperado.
El problema es el propio Sevilla. Emery no ha dado todavía con un modelo claro de juego al querer implantar una idea que no termina de cuajar sobre otra versión más equilibrada, que es con la que ha obtenido sus mejores resultados. Así, resulta que, llegados a este punto, serán más peligrosos los despistes de Alberto Moreno, Beto, Figueiras (Coke está sancionado) o Pareja, por poner a algunos de los que han sido retratados en las últimas derrotas, que el juego de Messi, Pedro o Iniesta.
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