La eclosión total de Jesús Navas

El extremo recibe el premio del Mundial el día después de estrenarse como goleador en una final en la que hizo alucinar a la prensa nacional · Su giro hacia un discurso más atrevido inquieta al sevillismo

El Sevilla recorre la ciudad para festejar con sus aficionados el título de la Copa del Rey.

Foto: Antonio Pizarro
El Sevilla recorre la ciudad para festejar con sus aficionados el título de la Copa del Rey. Foto: Antonio Pizarro
Eduardo Florido / Sevilla

21 de mayo 2010 - 05:02

La Copa que la plantilla del Sevilla y su afición querían dedicar a Antonio Puerta tenía que tener la rúbrica de la cantera. Y la tuvo por partida doble. Diego Capel y Jesús Navas fueron los encargados de alargar la leyenda del zurdo de Nervión con dos soberbios goles en el Camp Nou. El del palaciego, el que cerró de forma definitiva la final para el Sevilla, llega con premio. Vicente del Bosque, como era de esperar, cumplió los pronósticos incluyendo al extremo sevillista en la lista definitiva para el Mundial de Suráfrica.

Mientras el avión que trasladaba al equipo hasta Sevilla atravesaba España, Del Bosque nombraba a Jesús Navas entre los elegidos. Negredo, no. Ninguna sorpresa en cuanto a los sevillistas.

El palaciego estrena zapatos nuevos a pares: era la primera vez que marcaba en una final y esto coincide con su eclosión internacional, que no puede tener mejor escenario posible, la Copa del Mundo de Suráfrica con una España que va de favorita. Es la explosión definitiva de un jugador con el que la prensa nacional, poco acostumbrada a seguir al pie de la letra los renglones que viene escribiendo el Sevilla en los últimos años, alucinó en la noche mágica de Barcelona. Recogió el elogio unánime hasta el punto de ser reconocido como el hombre del partido. Él, desde su humildad, hubiese preferido que los análisis fuesen más justos y ecuánimes, al mismo tiempo que objetivos: el enorme triunfo se fundamentó en el excelso trabajo de todo un grupo, con notas muy destacadas como las de Diego Capel o Kanoute, que cambió su típico gol en cada final ganada con un dechado de generosidad, compromiso y liderazgo. Pero el nombre con letras mayúsculas de Despeñaperros hacia arriba es el de Jesús Navas.

El sevillista apenas tendrá descanso. El jueves próximo debe viajar a Austria con el resto de la selección para iniciar la preparación del Mundial. Pero antes, el lunes, tendrá parada en Madrid, donde el combinado nacional inicia su concentración. Allí será foco de atención ante los medios capitalinos, con motivo de su convocatoria para la cita de Suráfrica y, de nuevo, por los cantos de sirena del Real Madrid. Seguramente siguiendo las instrucciones de sus nuevos representantes, el palaciego ya no es tan esquivo en la capital de España con respecto a este interés, como se puso de manifiesto en su última convocatoria internacional. Y eso, ante la contumacia con la que se emplea Florentino Pérez cuando fija un objetivo, inquieta en un sevillismo que no quiere ni pensar en que el vuelo sin techo de Jesús Navas lo lleve hasta el Bernabéu.

Ayer el futbolista volvió a demostrar su compromiso total con el Sevilla, su cláusula de rescisión es de 60 millones de euros y ese nuevo discurso tan atrevido no casa con su carácter hogareño. Es el contrapeso al runrún que lo acompañará tras su definitiva eclosión.

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