La deuda de Rubén Castro
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El delantero canario consiguió el primer 'hat-trick' de su carrera profesional y lideró el triunfo ante el Numancia · Heliópolis vibra con un ascenso más cercano
Otro paso de gigante para el Betis en su afán por alcanzar el premio del ascenso. Un paso liderado ayer por un pequeño que se rebeló ante el oponente numantino y batió sus propias marcas para que la historia cambiara de una vez. Lo hizo Rubén Castro logrando su primer hat-trick como profesional en el tramo final de una temporada que quedará para el recuerdo en su historial.
Las malas señales no tardaron en aparecer en el Villamarín. Quizás contagiado por la confianza y por el atrevimiento de un rival valiente, el Betis se topó con circunstancias inesperadas y protagonistas alternativos. Casto se encargó de salvar a su equipo en dos ocasiones mientras las gradas ya notaban que no iba a ser un paseo bético ante el Numancia. Pese al buen ambiente en Heliópolis. Pese al gesto efectivo de Rubén Castro en su primera llegada. El canario volvió a demostrar que no necesita brillar para marcar diferencias. En su primera intervención tiró al traste los cinco saques de esquina de los visitantes en sólo cuatro minutos. No quedó ahí la declaración de intenciones del máximo goleador bético. Cuando el Numancia había logrado igualar la balanza y Jonathan Pereira había confirmado que era el día de los pequeños, Rubén Castro decidió romper los números de su trayectoria deportiva. No había logrado esta temporada anotar dos goles en el mismo partido de Liga. Ni había logrado en su variada experiencia conseguir un hat-trick y coronarse como héroe. Lo hizo todo ante el Numancia, el día en que ganar suponía un nuevo paso de gigante para ascender.
Una nueva aparición de Jonathan Pereira posibilitó que anotara su segundo gol al aprovechar la inocencia de un Jaio muy desacertado. Fue otra muestra de inteligencia del canario, que convirtió su presencia sin brillo en una actuación notable.
Tuvo que esperar poco para romper también su extraña enemistad con la consecución de tres goles en un partido. No lo había logrado con ninguno de los clubes en los que militó con anterioridad y lo firmó en el Villamarín. Ni Las Palmas, ni Deportivo, ni Racing, ni Girona, ni Huesca pudieron celebrar un hat-trick de Rubén Castro. Una jugada de Miguel Lopes posibilitó que el estadio verdiblanco pudiese ser el primer escenario en coronar al fin el instinto goleador del futbolista bético, que suma ya 27 tantos esta campaña, 22 de ellos en la competición liguera.
Fue el día de Rubén Castro. El día en que el canario puso a su equipo más cerca de Primera División para batir sus propios registros y seguir avanzando en la única lucha que existe.
Con el festival anotador de Rubén, el estadio bético ya respiró con tranquilidad tras un nuevo inicio lleno de dudas y un rival que se atrevió a atacar y se olvidó de defender. La eficacia había sido de nuevo la gran clave de un equipo que no tenía su mejor día en la fabricación de juego y recurrió a su pegada habitual.
Jonathan Pereira se convirtió ayer en el gran socio de Rubén Castro. Tras una mala primera parte general, el gallego rompió la dinámica del adversario tras la reanudación y dejó el sello de que también los menos habituales se encuentran listos para ayudar. Con la tranquilidad reflejada en el marcador, sólo quedó tiempo para que la afición pidiera a Pepe Mel que siguiera en Heliópolis.
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