Un derbi convertido en atracción de feria

DECÍA aquel buen presidente del Sevilla que fue Eugenio Montes que los derbis sólo tenían razón de ser cuando lo ordenase el calendario. Igual en Liga que en Copa del Rey, sólo ahí debería programarse ese partido de partidos del fútbol según Sevilla. Aquello fue el argumento que sustentaría la desaparición del Trofeo Ciudad de Sevilla y tuvo efecto tras hacerse el Betis con la edición de 1980 en el mismísimo Ramón Sánchez Pizjuán.

Tampoco Manolo Cardo era partidario de ese choque de trenes y eso aún teniendo en cuenta lo bien que rentabilizó el coriano dicho enfrentamiento. Bueno, pues los tiempos han cambiado y como ya no hay un solo club que sea dueño de sus derechos y quienes mandan son LaLiga y las televisiones, pues ahí que nos llega un derbi como chino en el zapato de la pretemporada. Y como si no quieres caldo, dos tazas, pues el acontecimiento se fía para las cinco de esta madrugada.

Tiene el partido el aditamento de la altitud de Guadalajara, capital de Jalisco y a casi 2.000 metros de altitud sobre el nivel del cercano Pacífico. Lo dicho, un chino en el zapato cuando el fuego real se anuncia para algo más de una semana vista, lo que se antoja como absolutamente inapropiado para llegar en perfectas condiciones al inicio oficial. Y decíamos días atrás que nuestro derbi es un asunto especialmente serio como para no ir exhibiéndolo como una atracción de feria.

Dicen que a los nuestros los han recibido en el país azteca entre mariachis y que los mexicanos de cada cual, Guardado y Tecatito, llegan como señuelos para una buena asistencia. Y con el deseo de que las cosas discurran por el camino adecuado y que la imagen de Sevilla quede a buen nivel en el país hermano, a poner el despertador para que cuando den las cinco de la mañana del jueves 3 de agosto estemos con los cinco sentidos puestos en algo tan nuestro y tan lejano.