Dos delanteros fuera de casa; uno como local

Almería - Sevilla · el otro partido

Emery había conseguido ajustar el bloque con Rakitic como punta puro en las salidas. El cambio de Gameiro fue hombre por hombre.

Foto: J. Alonso
Foto: J. Alonso
Jesús Alba

10 de marzo 2014 - 07:31

El fútbol se ve de una manera y se cuece de otra. Es curioso, pero Unai Emery, tan criticado por su falta de miramientos defensivos, ha dado con un modelo que ha terminado ajustando fuera de casa más que en el Sánchez-Pizjuán, y jugando con más piezas ofensivas a domicilio que en casa.

Si para algunos el hecho de que Bacca y Gameiro jugaran juntos en ataque era como una osadía táctica, bastaba con ver qué rol había desempeñado Rakitic en los últimos encuentros lejos de Nervión para entender que el cambio de Emery había sido un simple hombre por hombre. Con sus matices por las características de cada jugador, pero sin variar ese 4-4-2 que ha ajustado el de Fuenterrabía como fórmula para jugar con más comodidad con los metros de más que siempre dan actuar en campo ajeno por mucho que haya que tomar la iniciativa de juego.

Los de Gameiro y Rakitic son dos estilos contrapuestos, pero Emery logró que ni se notara el cambio. El francés es el juego al espacio con el mínimo contacto con el balón. Un toque, dos como mucho... El capitán es la antología del fútbol total, el que un equipo gire alrededor de su talento y su capacidad para llevar la pelota pegada al pie. Bacca, con uno o con otro, suele ser el gran beneficiado. El colombiano marcó con un genial giro de tobillo de su compañero, que luego demostraría el momento dulce que vive ante el gol anotando el tercero de su equipo en Almería, una plaza que siempre quedará en el recuerdo del sevillismo por aquella volea de Rodri en mayo de 2010 unos días antes de la última final de Copa y que metía al equipo de Antonio Álvarez en la Liga de Campeones, o, al menos, en la ronda de play off. En aquella noche en la que el Sevilla ganaba por 2-3 Kanoute y Negredo formaban la delantera titular de un equipo plagado de estrellas que al final hacía girar su explosión de júbilo en la figura de una chaval de Soria criado en La Motilla. Ese mismo jugador, tan inquieto y vivaz como molesto y guerrero con los defensas rivales, acababa ayer anulado por una defensa de circunstancias a la que la labor de equipo facilitaba su tarea. Como debe ser.

El Sevilla tiene la suerte de tener en su plantilla a dos delanteros de primer nivel cuando otros equipos no tienen siquiera a un nueve referencia. ¿Por qué no alinearlos juntos? Puede que en los partidos de casa, en los que el equipo que ha de dominar el control del juego va a tener menos espacios, sea contraproducente alinear juntos a Gameiro y Bacca. El técnico lo ha intentado en varias ocasiones (y en algunas ha logrado la victoria), pero es verdad que no garantiza tan buen funcionamiento como cuando toca jugar fuera. Así, simplificándolo todo, suena raro, pero son los misterios del fútbol. Fuera de casa, dos puntas; de local, sólo uno.

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